Histórico

Viña crea cava submarina y ofrece tour para recolectar vinos en aguas de Zapallar

Innovador sistema de guarda pertenece a una viña que trasladó sus mostos desde el valle del Itata a contenedores sumergidos a 11 metros de profundidad en la V Región.

La idea es recrear una leyenda pirata inspirada en una mitología donde convergen los dioses Baco y Neptuno, en plena costa chilena. Y el resultado es toda una aventura neológica: un vino guardado casi un año bajo el mar, acunado por el vaivén de las olas y cuyas botellas, cual tesoros, pueden ser rescatadas por turistas en buceos que se realizan en Zapallar.

El inédito sistema pertenece a la Viña Casanueva, cuyos mostos nacen en el valle del Itata, en la VIII Región. Hasta allí el procedimiento de las cepas es convencional. El secreto del éxito está en la guarda de la línea Cavas Submarinas, oculta bajo el mar, en contenedores ubicados a 11 metros de profundidad y a una temperatura de 8° C, en la costa de la V Región. "Son tres factores los que convergen para dar un sabor muy particular a estos vinos.

La temperatura, la presión, la luminosidad y el movimiento natural de las aguas ayudan a afinar el vino. Es la propia energía del océano la que madura la cepa y le da un sabor, distinto, con más notas minerales", explica el gerente general de la empresa, Patricio Casanueva.

La innovación, que ha permitido en sólo cuatro años posicionar la marca en 12 países, principalmente de Europa, surgió por azar. "En el verano de 2004 estaba buceando en Tongoy cuando perdimos el ancla. Buscando, me encontré con una caverna natural y tuve la visión de llenarla con vinos. Todo esto en un momento en que estábamos pensando cómo diferenciarnos de otras viñas. Y así nació la idea", recuerda Casanueva.

Luego vino el experimento, la aproximación y el error. El primer invierno se perdió casi todo, hasta que al siguiente año la idea dio frutos: y pusieron una decena de contenedores, con 500 botellas. Una cosecha excepcional, que hoy permite comercializar la cajas de 12 vinos, en valores que van desde    US$ 50 a los US$ 200.

"Allí pensamos en hacer participar a la gente, a los amantes del vino. Pero hacerlos partícipes de toda una leyenda de misterio que es para nosotros esta cosecha, con cofres bajo el mar, donde la gente pudiera bucear, entre los peces y las algas, hasta llegar al tesoro, que es la obtención de su propia botella de vino", relata Casanueva.

¿El lugar ideal? Zapallar, una playa de aguas claras, con una visibilidad de hasta 15 metros y donde el verano pasado llegaron cerca de 100 visitantes- principalmente europeos, norteamericanos y japoneses-, para realizar el tour que ofrece la escuela de buceo Tiempo de Fondo.

"Mantenemos tres cofres con 12 botellas a una profundidad de 11 metros. Los baúles ya están cubiertos de incrustaciones y da la impresión de un naufragio. A la gente le ha encantado la experiencia, porque la ven como una aventura", explica el director de Tiempo de Fondo, Pablo Merino.

El tour, que se realiza todo el año tiene un valor de $ 35 mil.

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