Histórico

Volcán Osorno alberga encantos que pasan desapercibidos

<img height="16" alt="" width="60" border="0" src="http://static.latercera.cl/200811/193728.jpg " /><br /> Aquí le proponemos un recorrido para dar la vuelta al volcán en 360º y descubrir sus tesoros ocultos.

Hace unos días, nuestro clásico macizo de postal, el Volcán Osorno, fue elegido como el más imponente del mundo, superando incluso a 0tros tan renombrados como el Monte Fuji en Japón, o el temido Kilimanjaro, en Tanzania. Y claro, para todo aquel que alguna vez lo ha divisado en vivo y en directo, esta noticia no le extrañaría, aunque provenga de una página web que no es precisamente una eminencia en rankings mundiales, pues en listas.20minutos.es, encontramos los mejores top ten de temas tan variados como las fotos de Amy Winehouse o las mejores razas de perro. Pero lo cierto es que las más de 15.500 personas que votaron por él estaban en lo correcto: esta perfecta montaña dormida realmente impresiona con su belleza.

Ubicado en la Región de los Lagos y con 2.652 metros de altura, el volcán Osorno es motivo de admiración y asombro de los miles de turistas que llegan cada año a explorar los rincones del sur chileno. Y es que todo aquel que visita los alrededores de los lagos Llanquihue y Todos los Santos queda enmudecido bajo la atenta mirada de este gigante, que bajo sus faldas esconde tesoros muchas veces olvidados por quienes hacen el típico circuito Puerto Octay, Frutillar y Puerto Varas y la tradicional visita flash a los Saltos del Petrohué. Un recorrido circular por sus bosques y alturas, nos develan los encantos y secretos que se cobijan al alero de este macizo.

PASO DESOLACIÓN
En sus faldas, nos damos cuenta de que, cual Mona Lisa, no podemos sacarnos su mirada de encima. En vez de esconderse, nada mejor que enfrentarse cara a cara con este gigante.

En la parte oriental del volcán, nos encontramos con el refugio La Picada, a 11 km de Puerto Klocker, desde donde emprendemos rumbo hacia un lugar próximo a su cima. Ahí, entre bosques de coigües y lengas, nos acercamos lentamente al corazón de esta montaña, hasta alcanzar los 1.100 m de altura, lugar desde donde se obtienen vistas perfectas de los bosques que lentamente dejamos atrás. Aquí se distinguen las rutas que alguna vez la lava siguió y que quedaron inmortalizadas en la tierra tras la última erupción, allá por 1869.

Unos fierros que se divisan desde el camino son los únicos vestigios que atestiguan la extinta presencia de un centro de esquí que sucumbió con el terremoto de 1960. Desde este lugar, la cima del volcán se divisa menos imponente, pero que su vista no lo engañe, pues lo que parecieran ser un par de metros son en realidad unas cuantas horas hasta su cumbre. Y ojo, que este volcán es traicionero, porque bajo esas nieves eternas que invitan al paseo se esconden cientos de grietas en las que muchos han desaparecido.

Mejor seguir el rumbo hacia el Paso Desolación -que conecta La Picada con Petrohué-, en el que, tal como su nombre lo indica, la naturaleza verde y expresiva desaparece abruptamente para dar paso a la soledad de las rocas volcánicas. A lo lejos, después de tres horas de caminata, un manto turquesa nos indica que se acerca la recompensa: una increíble panorámica del lago Todos los Santos con el emblanquecido Volcán Tronador como telón de fondo. Desde este lugar, un buen mate bastaría para ser feliz. Pero la ruta debe continuar, y en el descenso, siguiendo el mismo sendero ahora hacia el lado opuesto del volcán, otro tesoro natural nos espera: los Saltos del Petrohué.

LA ESTRELLA DE LA ZONA
Una vez que estos desolados paisajes quedan atrás, nos internamos en un sendero boscoso. Hay que tener cuidado y estar atento a la huella del camino, pues es fácil perder el rumbo y terminar en otro lugar. Pero una vez en la senda, llegamos a Petrohué, a orillas del lago Todos los Santos, una pequeña localidad cercana al lugar estrella de esta zona: los Saltos del río Petrohué, visitado por miles de turistas que año a año se sacan la clásica fotito con las caídas de agua en el fondo.

Aquí, la presencia del volcán nuevamente se hace sentir: las esmeraldas aguas del Petrohué chocan con fuerza contra formaciones volcánicas de hace 600 años, recordándonos que aún estamos en los dominios del Volcán Osorno y que a pesar de su prolongado letargo, en cualquier momento podría despertar.

En los alrededores, bosques de selva valdiviana demuestran su poderío, y nos avisan que no solo el volcán es dueño y señor de estos lugares, que forman parte del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, el más antiguo de Chile, declarado como tal en 1926.

ENCANTOS OCULTOS
A solo 10 kilómetros de este lugar, aparece en medio del camino Ensenada, una pequeña localidad que en un momento fue un enclave estratégico en la ruta comercial que se establecía entre Chile y la Patagonia argentina durante el siglo 19. Desde aquí, el volcán ya nos muestra otra cara, una más amable y más nevada que la que divisábamos durante el Paso Desolación. Un camino de ripio la une con el pequeño pueblo de Cascadas, ubicado a 36 km de Ensenada.

Considerado uno de los trayectos más hermosos de la zona, la grandeza del volcán Osorno pelea firmemente con los bosques de coigües, nalcas y helechos que se mecen junto al lago Llanquihue, y la ancestral contienda entre la actividad humana y la naturaleza aquí parece haber sido ganada por esta última, al menos así lo evidencian la cascada de agua y los árboles que se apoderan del camino. La vista sería impecable si no fuera por las salmoneras, que ensucian de tanto en tanto la vista al lago Llanquihue.

Ahí, luego de una hora de recorrido, llegamos a Cascadas, un pequeño pueblo que podría decirse que es el secreto mejor guardado de esta zona, cuyo corazón alberga un espectacular salto de agua de casi 50 metros, a solo 20 minutos de trekking.

En sus laderas también se encuentra uno de los Canopy más largos de Latinoamérica, con 2.000 m de extensión. Nada mejor que finalizar por los aires este recorrido. Ahí, a 100 metros de altura, en medio de un acantilado rodeado de bosques, se divisa a lo lejos el lago Llanquihue. Miramos hacia atrás, y ahí está, siempre imponente, la eterna mirada del volcán sobre nuestras cabezas, recordándonos que a pesar de darle la vuelta, de mirarlo tan cerca de frente, bajo sus verdes faldas boscosas aún hay sorpresas.

GUÍA DEL VIAJERO
- Cómo llegar

LAN vuela diariamente a Puerto Montt desde $37.900 sin Iva. Desde ahí, dirigirse hacia Puerto Varas y tomar la ruta 225 con destino a Ensenada.

- Dónde dormir
1. Cascadas Canopy Lodge: Confortables cabañas para seis personas, inmersas en el bosque, con 3 dormitorios, calefacción, cocina vajilla y servicio de mucamas, $ 40.000. En este lugar se puede realizar el canopy mencionado anteriormente, a $25.000 pp,  precios especiales para grupos.

2. Hotel y cabañas Petrohué: En medio del parque Vicente Pérez Rosales. Las habitaciones dobles con vista al lago Todos los Santos, cuestan $ 142.800 y las con vista al bosque, $129.900, ambas con desayuno incluido. Cabañas equipadas para 4 personas $142.000.

3. Hotel Ensenada: Ubicado a orillas del lago Llanquihue y a los pies del volcán. Este hotel, construido en 1910, está decorado con bella antigüedades. Posee un buen restaurante. Dobles desde US$ 100 + iva, con desayuno.

- Recomendaciones
El ingreso al Parque Nacional Vicente Pérez Rosales cuesta $1.200 adultos y gratis niños hasta 12 años. Aquí, además de poder visitar los Saltos de Petrohué, el lago Todos los Santos y realizar el Paso Desolación, podrá disfrutar de variados senderos.

Para el trekking por el Paso Desolación es recomendable llevar bloqueador, ropa y zapatillas cómodas. Es de dificultad media y dura 6 horas. Si bien puede realizarse por cuenta propia, es recomendable realizarlo con un guía especializado. Omar Hernández, organiza excursiones hacia este lugar a $25.000 pp, con un mínimo de 6. Incluye traslado ida y vuelta desde Puerto Varas, una colación de excursión y seguro contra accidentes de turismo aventura. info@cvo.cl. www.cvo.cl

Para obtener excelentes vistas del lago Llanquihue, suba hasta el centro de esquí Volcán Osorno, que cuenta con telesillas y una cafetería. Aunque no sea temporada de nieve, lo hermoso del camino y las panorámicas que se alcanzan valdrán la pena. El camino está asfaltado.

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