Histórico

"Yo nací producto de una violación"

Marta Aravena y su hermano nacieron luego de una violación. A pesar de la difícil infancia que le tocó vivir y los constantes abusos de los que fue víctima su madre, hoy ella está en contra de la despenalización del aborto.

“Yo nací producto de una violación”. Así comienza Marta Aravena su historia. A sus 50 años, es una mujer creyente, madre de cinco hijos y trabajadora de casa particular. Habla de su pasado con voz tranquila, dice que le gusta pensar que todo lo que le tocó vivir en su infancia ha tenido un propósito. Hoy, Marta eligió contar su historia en el marco de la discusión respecto a la despenalización del aborto, particularmente en lo que concierne a la causal de violación. Dice estar agradecida de su vida y de que su madre haya decidido tenerla, a pesar de los abusos de los que fue víctima.

El relato se remonta a comienzos de la década del ‘60, en un barrio pobre de Parral en la Región del Maule. Su madre, una niña de 11 años, sufría constantemente las violaciones de su padrastro. Un día sintió un malestar y sin entender nada, fue a pedir ayuda a Carabineros. Ahí  no sólo se dieron cuenta de que estaba embarazada, sino que estaba en trabajo de parto. Así fue como nació Juan, el hermano mayor de Marta. “Arrestaron al padrastro y lo metieron preso. Mi abuela culpó a mi mamá de que se hubieran llevado a su pareja a la cárcel y la echó de la casa. Mi mamá era una niña con una guagua en los brazos, sin ningún lugar a dónde ir”, relata Marta.

Fue entonces cuando un vecino  la encontró sentada en una plaza. Sin hacer muchas preguntas, se imaginó lo que había pasado. Daba la coincidencia de que la mujer del hombre no podía tener hijos, por lo que la pareja decidió acoger a la niña y al bebé en su casa, para criarlos como si fueran propios.

Pero dos años después, el vecino que la había acogido se convirtió en un nuevo abusador en su vida. “Se puede decir que fue un segundo golpe para mi madre. El hombre que supuestamente iba a ser su protector, la violó y la dejó embarazada nuevamente, ahora de 13 años. Ahí fue cuando nací yo”.

Marta describe su infancia como “extraña”. Por un lado había una mujer, a la que le decía “mami”, que la peinaba, la vestía y le daba la comida. Por otra parte, estaba su madre biológica, que hacía el aseo en la casa y que constantemente era víctima de los golpes y los gritos del dueño de casa. “Yo empecé a entender que ese hombre era mi papá biológico, el que abusaba de mi mamá y en mi mente de niña era muy difícil comprender cómo se podía permitir eso”, dice. “Yo siempre vi cómo él la golpeaba y le gritaba. Nunca presencié abuso sexual de su parte, pero me daba cuenta por la forma en que mi mamá lloraba”.

Ella sostiene que su madre siempre fue abierta respecto de las condiciones en las que ella y su hermano nacieron, y que por sobre todo “me enseñó que la vida era algo sagrado, que no estaba en nosotros determinar”. Tanto ella como su madre se oponen hoy a la despenalización del aborto.

“Mi mamá, a pesar de no tener los medios, de no tener una red de apoyo, ni ayuda sicológica, siempre opto por la vida y pudo criarnos a mí y a mi hermano”, sostiene. “Dentro de lo niña que era y de su ignorancia, fue capaz de criar a sus hijos, y hoy somos una familia que nos amamos mucho”, dice Marta y agrega que “yo creo que todas las cosas tienen un propósito, y nadie más que Dios tiene el poder de dar o quitar la vida”.

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