Anacronismos potentes
Es de suponer que después de las declaraciones de Fernando Carmona, quienes han estado corriendo a sumarse a la admiración del aura de Jeannette Jara habrán reconsiderado su entusiasmo oportunista. Pienso en exconcertacionistas jubilados, socialistas democráticos desubicados como nunca, columnistas que ridiculizan el anticomunismo, y los que siempre se suben por el chorro. Es que el hijo de Lautaro Carmona en impecable estilo leninista, versión dinástica norcoreana, ha llamado a no equivocarse: todo detrás de Jara es mandato y obra del Comité Central del Partido Comunista o, en su defecto, de la CUT.
De hecho, puede parecer que la Unión Soviética ha dejado de existir, pero aún se visita el monumento a Lenin en la Plaza Roja de Moscú y se rinden homenajes a su cuerpo embalsamado, excepto cuando cierran por motivos de conservación y maquillaje. Por su parte, la popularidad de Stalin crece, alcanzando incluso más de un 50% entre encuestados, y hace veinticinco años que un ex-KGB hace de hombre fuerte en Rusia. Personaje que oscila en sus relaciones con su par norteamericano siguiendo el acostumbrado vaiveneo entre agresión y distensión, a pesar de que la URSS ya no existe.
Lo que es en Chile, podrá decirse que Pinochet está muerto, pero ¿lo está? Hay quienes insisten que Allende y la UP “viven” y que su programa puede volver a implementarse. En todo caso, está claro que Pinochet no es nuestro último vestigio de la Guerra Fría. Bachelet sigue activa y Jara, se supone, es su clon. Esta última se enfrentará probablemente, al igual que en 2013, con la hija de un exmiembro de la Junta de Gobierno (“el tío Fernando”, del arma que bombardeó con Hawker Hunters La Moneda), o bien con José Antonio Kast que según el PC es Pinochet reencarnado.
¿De dónde, entonces, saca Carlos Peña que el anticomunismo en Chile es ridículo, que al PC no hay que tenerle miedo? Seamos mínimamente equilibrados en el análisis intelectual como diría el rector. Kant no tiene nada que ver en este asunto, sí Luis Emilio Recabarren, año 1910, antes de fundar el PC, cuando instaló la dialéctica, presente hasta ahora en la política chilena, con su conferencia en Rengo, no en Königsberg, “Ricos y pobres. La situación moral y social del proletariado y la burguesía”. Y, ¿por qué no también en juego Hegel y Freud, onda Nueva Izquierda sesentera, o Lenin y Trotsky? Los futuros frenteamplistas de Pío Nono en la toma del 2009 —Boric, Winter, ese lote— pasaban preguntándose “¿qué hacer?” como los bolcheviques en 1903. Hoy, superados Boric, Tohá y Winter, y habiendo tanto voto por conquistar, hay que desechar esto del “eje izquierda y derecha”, y “pensar en el eje ‘arriba-abajo’, es decir, ‘pueblo-elite’”. Así habla Carmona hijo, PC y populista, rara combinación, pero el PC es cínico, insaciable su afán de poder.
Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador
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