Opinión

Aprensiones plebiscitarias

Sebastian Beltran Gaete

SEÑOR DIRECTOR

El plebiscito del 25 de octubre es un caso de obcecación política. Primero, fue gestado como moneda de cambio para contener una insurrección, que continuó impertérrita hasta que llegó el Covid-19; y no hay ninguna seguridad de que la violencia no se reanude tan pronto se relaje el control sanitario.

Segundo, esta emergencia difícilmente estará controlada en octubre, ya que el patrón de países más adelantados en el proceso de apertura, hace prever que en los próximos meses aumentarían los contagios. Desde ya, en abril se decidió postergar el plebiscito, pese a que teníamos un cuarto de los contagios actuales.

Tercero, el largo camino de casi dos años para una nueva Constitución retardará la inversión y distraerá los esfuerzos en buscar -desde hoy mismo- los caminos para aliviar la grave crisis socioeconómica que vivimos. Y ni hablar de la “hoja en blanco”, la cual los sectores más extremos ya nos han notificado cómo se aprontan a llenarla.

Cuarto, el proceso mismo exige votar en dos papeletas, independientemente de las aprensiones de quienes opten por el “Rechazo”, pues ante un eventual triunfo de tal opción -digamos por un 52%- ciertos expertos comunicacionales mañosamente podrían argumentar que se está “violentando la voz del pueblo”, ya que, por ejemplo, la asamblea constituyente fue votada por el 65% de la ciudadanía.

En fin, aceptando la inminencia del plebiscito, cumplo con manifestar públicamente mis aprensiones.

Miguel A. Vergara Villalobos

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