SEÑOR DIRECTOR
La decisión del fiscal nacional Jorge Abbott de no concurrir a la comisión encargada de revisar una acusación constitucional en contra del Presidente de la República ha sido justificada por el persecutor basándose en las obligaciones legales y la prudencia que impone la existencia de un proceso penal abierto.
Lamentablemente, el fiscal nacional ha demorado demasiado en dar esa muestra de autonomía. Después de seis años de predicar el respeto por los equilibrios políticos y de reunirse con personeros de todo el espectro, la señal que da Jorge Abbott al no concurrir a una reunión es, por decir lo menos, irrelevante.
Claudio Uribe Hernández
Abogado
Ex presidente de la Asociación de Fiscales
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