Blumel y el acuerdo de 2019

Conferencia del 15 de noviembre donde se anunció el Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución. Crédito: AgenciaUNO

SEÑOR DIRECTOR

El exministro Gonzalo Blumel ha discrepado de lo que afirmé sobre el acuerdo del 15 de noviembre de 2019 en mi columna del jueves 21, lo que ha servido para confirmar la altura de miras con la que él actuó en aquellos días. No puede decirse lo mismo de los principales negociadores de la oposición, casi todos parlamentarios, que aprovecharon el caos en las calles y la debilidad del gobierno para imponer una fórmula condicionada por las conveniencias partidarias, por ejemplo, la perspectiva de tener candidatos para dos parlamentos.

Blumel afirma que el acuerdo tuvo el propósito de “evitar el colapso de nuestra democracia”. Si tal era el riesgo, y hay base para pensarlo, lo que correspondía era defender el régimen democrático con todas las fuerzas disponibles, y no ceder ante la oscura coalición político/delictiva que impulsaba la sedición hasta con apoyo extranjero. En medio de la destrucción y el pillaje, lo prioritario era sostener el estado de derecho, y no poner en discusión sus cimientos. Si el Estado democrático es desafiado en el terreno de la fuerza, simplemente no puede retroceder. Esa es la lección definitiva de La Araucanía y del vandalismo que se hizo costumbre en Santiago y otras ciudades.

Coincido con el exministro en que “el panorama es poco auspicioso” y en que “el devenir del proceso constituyente aún es incierto”. Solo agregaría que no podemos ponernos a esperar que la Convención defina el futuro del país. Todos debemos asumir nuestras responsabilidades ahora mismo para evitar un retroceso político e institucional, que traería estancamiento económico, marasmo social y decadencia. Tenemos que impedirlo.

Sergio Muñoz Riveros

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