Columna de Gabriela Clivio: Los desaciertos comunicacionales y la confusión
El Banco Central juega un rol clave en la economía. La autoridad monetaria influye de diferentes maneras, ya sea mediante préstamos interbancarios, operaciones de divisas y fijación de la tasa de política monetaria. Con el uso de esas “palancas” busca alcanzar sus objetivos de política monetaria que pueden ser uno (como es el caso de Chile) o varios. Pero estos son apenas algunos de los mecanismos con los cuales el Central afecta el nivel de precios, siempre con un cierto rezago. También existen mecanismos informales.
Más allá de los objetivos fundamentales de política monetaria, existe un marco institucional, es decir la estructura básica que rige a las instituciones que participan en la formulación y ejecución de la política monetaria y a las relaciones entre estas. Cuando los objetivos y el marco institucional se dan a conocer de manera clara, se puede identificar el mandato del BC. Y, cuando las bases jurídicas de los objetivos son claras y rigurosas, se fomenta la transparencia (esa que ha estado tan ausente en otros ámbitos), porque los resultados pueden compararse con las metas establecidas. Por todo lo anterior, es conveniente establecer los objetivos y el marco institucional del instituto emisor en una ley separada o carta orgánica.
Otra de las formas en que la autoridad monetaria puede afectar a la economía es a través de las declaraciones de sus consejeros y sus minutas. Todo ello funciona muy bien mientras los mensajes no confundan al público que es a quien justamente se busca informar. Si el mensaje es confuso o desordenado, no solo no colabora en aumentar la transparencia sino todo lo contrario. Un ejemplo son las entrevistas de algunos consejeros que toman por sorpresa a otros y las discusiones o disensos al interior del Consejo, que se mantenían antes como una pelea de familia, en el ámbito interno. Así, mientras los consejeros realicen presentaciones del IPoM, pero solo el presidente y el vicepresidente comenten sobre lo acontecido en las reuniones de política monetaria; mientras nadie se escape con los tarros dando entrevistas, mientras Hacienda no le quite el piso en algunos temas y mientras las minutas no sean crípticas seguiremos viendo la luz al final del túnel.
La última minuta del BC es todo lo contrario de lo anterior. Cuando la inflación se ubica debajo de lo esperado y muestra una convergencia aun mayor que la proyectada, el Consejo decidió reducir la TPM en apenas 50 puntos base para dejarla en 9%, una tasa que, dada la inflación esperada para el año sigue siendo contractiva. Por lo demás la inflación ha sido afectada por la evolución del dólar, variable que a su vez se vio afectada por la decisión de la autoridad de recomponer su stock de divisas a altos precios. Parece al menos confuso que mientras se reconoce la inflación como objetivo, y se menciona que el país va más adelantado que otros en el proceso de convergencia inflacionaria, el BC siga con su programa de compras. Esto y una seguidilla de errores comunicacionales no ayudan a la claridad del mensaje a las personas, que nos sentimos confundidas.
Por Gabriela Clivio, economista y académica
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