Columna de Ignacio Sánchez: Jump Chile



Se ha desarrollado el XIV Concurso Jump Chile, con proyectos que se han destacado por su innovación y potencial de desarrollo. El objetivo ha sido impulsar y potenciar la capacidad emprendedora en Chile, en especial desde la innovación en las universidades y centros e institutos de formación técnica. En 2008 el programa se inició como Jump UC y con el tiempo se fue posicionando como el mayor programa de emprendimiento universitario del país, hasta pasar en 2012 a ser Jump Chile. Este año, por primera vez, el programa cuenta con el apoyo y colaboración de Santander Universidades.

Desde las universidades y en nuestra misión fundamental de crear nuevo conocimiento, se inserta la tarea de promover una cultura de emprendimiento e innovación. Estamos convencidos de que, apoyando la creatividad y las buenas ideas, podemos nutrir el ecosistema de iniciativas de alto impacto social y económico, con potencial escalable, lo que buscamos a través de Jump Chile. Sumado a ello, también nos interesa desarrollar e infundir en los estudiantes y participantes una actitud de colaboración en un entorno multidisciplinario. Las diversas etapas que contempla este concurso tienen como finalidad fomentar en los participantes el desarrollo de una visión amplia, diversa y orientada a la solución de problemas y oportunidades presentes en la sociedad.

Este año el foco metodológico estuvo puesto en apoyar a los estudiantes en la formación de sus equipos, lo que fue complementado también con instancias de networking y reconocimiento de talentos. Se recibieron más de 570 postulaciones -en los que participaron 912 estudiantes-, un 37% de regiones, con un 51% de la región metropolitana y un 12% correspondió a proyectos postulados desde otros países de Latinoamérica. Además, si bien un importante número de ideas provino de instituciones universitarias, es destacable que cerca de un 12% de las iniciativas fue de centros de formación técnica.

Los 20 equipos finalistas participaron en un proceso de aceleración y bootcamp que se extendió por 4 semanas. Durante este período los participantes trabajaron en la mejora o realización de su prototipo junto al FabLab del Centro de Innovación UC y recibieron también mentorías por parte de la red de mentores del mismo Centro. Las temáticas que se desarrollaron se dividieron en el ámbito de la tecnología, agricultura, salud, educación, medio ambiente, tecnología y ciencias. Las ideas incluyeron aspectos como un sistema de diagnóstico de fallas para maquinaria minera; fungicidas ecológicos; el apoyo a educadoras de párvulos mediante herramientas digitales; un proyecto de reciclaje de residuos electrónicos; iniciativa de reciclaje; aportes en el bienestar animal; entre otros.

La creación de ideas innovadoras está en el núcleo de nuestro interés para aportar a los desafíos que nos presenta la sociedad. De allí que nos parece importante relevar este tipo de experiencias que ofrecen un espacio interdisciplinario para que los estudiantes puedan identificar problemas y a partir de ellos desarrollar propuestas de soluciones a través de un trabajo colaborativo y en equipo, con un modelo de negocio que se pueda validar. Este concurso de emprendimiento universitario cumple el rol de incentivar la creatividad, la formación de redes, el trabajo interdisciplinario y en especial la confianza en el aporte innovador de nuestros estudiantes. Su acogida y crecimiento en el país y en Latinoamérica, muestra la relevancia que tiene en el aporte de las universidades en su permanente compromiso con el crecimiento y desarrollo cultural, social y económico del país.

Por Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile

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