Columna de Margarita Ducci: El preocupante calentamiento global
La Tierra simplemente está ardiendo, y no solo estamos atravesando la era del calentamiento global, sino que entrando a una de “ebullición mundial”, dos etapas de un mismo fenómeno que amenazan la vida en el planeta. La primera es el aumento de la temperatura de la atmósfera y los océanos, causado principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero. La segunda se refiere al punto crítico en el que el calentamiento se vuelve irreversible y desencadena cambios catastróficos en el clima, los ecosistemas y la biodiversidad. Científicos ya han confirmado una y otra vez que ambos procesos son consecuencia de la actividad humana.
António Guterres, secretario general de la ONU, quien estuvo hace poco en Chile, ha afirmado que la era del calentamiento global terminó para dar paso al período de ebullición mundial. Los efectos del calentamiento y ebullición global son alarmantes: el aumento del nivel del mar, la acidificación de los océanos, el derretimiento de los glaciares, la pérdida de hábitats, la extinción de especies, la propagación de enfermedades, las extensas sequías, las inundaciones en lugares insospechados, los incendios forestales dantescos, las profundas hambrunas y los interminables conflictos, son solo algunas de las situaciones que se han vuelto parte de una nueva “normalidad”. De hecho, el Servicio de Cambio Climático Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) han confirmado que se han reportado las temperaturas promedio globales más altas desde que se tiene registro.
Frente a esta grave situación, es urgente tomar medidas para reducir las emisiones de CO2 y evitar que sea irreversible. Para ello, se requiere un cambio drástico en el modelo de desarrollo, basado en la transición energética hacia fuentes renovables, la eficiencia y el ahorro de la energía y del agua, la protección de los bosques y los suelos, la promoción de una agricultura ecológica y una alimentación sostenible, y un enfoque en la educación ambiental y la cooperación internacional. Chile está bien encaminado, pero somos un grano de arena en la playa. Nuestro país es altamente vulnerable a los efectos del cambio climático y, en esta línea, la era de ebullición impone nuevos desafíos. Vivimos incendios forestales, una crisis hídrica preocupante, hemos sido testigos de tornados en lugares impensados y la desertificación avanza sin piedad, afectando toda la cadena de suministros en lugares donde peligra la productividad, y las consecuencias económicas son alarmantes. Combatir el cambio climático y cumplir los compromisos ambientales internacionales implica invertir en América Latina y el Caribe entre el 7% y el 19% del PIB mundial anual.
No podemos seguir ignorando o negando la realidad: el calentamiento y ebullición global son reales y nos afectan a todos. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos, consumidores, productores y gobernantes, actuar con sentido de urgencia para preservar el planeta que habitamos y resguardarlo para las futuras generaciones.
Por Margarita Ducci, directora ejecutiva Pacto Global Chile (ONU)