
Columna de Mauricio Morales: Mucho laboratorio y poca sala de emergencias

Al igual que en un hospital, un gobierno necesita de un laboratorio que genere, estudie y evalúe políticas públicas, y una sala de emergencias encargada de resolver situaciones críticas, buscando soluciones rápidas y efectivas. En sus primeros siete meses de mandato, y obstinado en la defensa del “Apruebo”, el gobierno optó por especialistas de laboratorio y dejó fuera al personal de emergencias. Además, ignoró que Chile era un paciente crítico al que se debía atender con celeridad, y optó por esperar una pócima mágica capaz de recuperarlo -la nueva Constitución- mientras el paciente se desangraba.
Ese desangre responde a una cuádruple crisis: primero, una de tipo política de proporciones, con un Congreso en que conviven más de 20 partidos y en que se dificulta cualquier tipo de acuerdo; segundo, otra de orden público, que involucra delincuencia común, crimen organizado y narcotráfico; tercero, una crisis económica, que combina recesión con inflación; y, cuarto, un problema constitucional derivado del fracaso del proceso en el plebiscito de salida.
En breve, el gobierno enfrenta un debilitamiento de la democracia en sus dos pilares fundamentales: gobernabilidad y estatalidad. Esto último es particularmente evidente en zonas en que el Estado de derecho no existe y en que el imperio de la ley hace aguas.
Sin embargo, el Ejecutivo insiste en tratar al paciente en un laboratorio. Está más pendiente del proceso constitucional, de criticar a Carabineros -su personal de emergencias-, y de mantener la unidad de la coalición, que de enfrentar la crisis.
Pero, ¿qué hacer? La vocera debe comunicar resultados. Ya pasó la etapa en que ofició como “triministra” frente a las debilidades de Interior y Segpres. En lugar de pelearse con la oposición, necesita golpes comunicacionales efectistas. La ministra Segpres tiene como tarea construir una mayoría para, al menos, sacar adelante la reforma tributaria y hacer respetar el acuerdo de la presidencia para la Cámara. La ministra de Interior, en tanto, deberá en algún minuto transformarse en “sheriff”. De poco sirve analizar la delincuencia y buscar sus causas. Eso aplica para el laboratorio, no para la sala de emergencias.
¿Y el Presidente? Dos cosas: primero, olvidarse de su programa original de transformaciones; duele decirlo, pero la prioridad es salir de la crisis. Y, segundo, asumir que le tocarán múltiples elecciones en sus cuatro años, a lo que se añade una baja aprobación, una coalición débil y minoritaria, y -por si fuera poco- una paliza electoral a cuestas: el plebiscito de salida. En consecuencia, debe admitir que su gobierno será solo de administración y gestión, lo que implica ser capaz de distinguir entre lo urgente y lo importante. Chile no será la tumba del neoliberalismo y estará en sala de emergencias estos cuatro años. Pero si Boric consigue -al menos- estabilizar el país, terminará dignamente su mandato.
Por Mauricio Morales, académico de la Universidad de Talca
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