Opinión

Columna de Mauricio Morales: Participación electoral, no es solo la pandemia

Tras el histórico plebiscito constitucional de octubre, viene la elección de constituyentes, programada para abril. Foto: AFP JAVIER TORRES

Aunque resulta imposible anticipar si las condiciones sanitarias serán mejores en mayo que en abril, lo cierto es que la democracia chilena ha funcionado a tropezones en el contexto de pandemia. El Salvador realizó elecciones legislativas en febrero de este año, Ecuador tendrá su segunda vuelta el 11 de abril, y Perú sus elecciones presidenciales en la misma fecha. Uno de los argumentos que se esgrimió para postergar las elecciones en Chile es que la participación sería ostensiblemente baja, y que el cambio de fecha empujaría esa participación.

No hay garantías ni de lo uno ni de lo otro. El gobierno y los expertos no pueden asegurar que en mayo tendremos una reducción significativa de contagios por Covid, y la experiencia electoral de otros países en términos de participación tampoco es contundente. Según IDEA Internacional, en Estados Unidos y Polonia la participación en elecciones organizadas en contexto de pandemia fue superior al promedio de participación entre 2008 y 2019, mientras en Suiza, Italia y Venezuela, la participación bajó. En Chile, el plebiscito de octubre registró el porcentaje de participación más alto desde la instauración del voto voluntario (50.9%).

La participación en las comunas populares de la capital- con mayores tasas de contagio en comparación con el resto- aumentó significativamente en comparación con la segunda vuelta de 2017. En La Pintana, por ejemplo, votó el 37,3% del padrón en 2017, y en 2020 lo hizo el 52,8%. Para esa fecha no existía un horizonte claro sobre el proceso de vacunación, pero los ciudadanos salieron a definir el futuro de Chile.

Puede ser, entonces, que no sea sólo la pandemia lo que explique la baja predisposición a votar, sino que también las características de esta elección: más de 16 mil candidatos en competencia, 2.768 cargos a cubrir, desorden político e institucional, crisis económica, y una participación histórica que desde 2012 sólo superó el 50% para el plebiscito.

* Académico de la Universidad de Talca

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