Columna de Maurizio Pancorvo: Mercado laboral e inteligencia artificial: ¿Resistir o adaptarse?

Inteligencia artificial. Foto: AP
La irrupción de las nuevas tecnologías está provocando cambios estructurales en las formas tradicionales de organizar los esquemas de trabajo en las compañías. La pandemia tuvo el impacto de masificar las herramientas de teletrabajo creando nuevos retos para las empresas de mantener cohesionados y comprometidos los equipos en ambientes laborales mucho más flexibles.
Sin embargo, los desafíos no terminan en lo absoluto con el dilema trabajo presencial versus remoto. La disrupción que está provocando en las firmas la automatización de procesos de la mano de la robotización y la inteligencia artificial, plantea a los líderes empresariales retos impensados hasta hace muy poco tiempo.
Una manera de evaluar estos cambios es desde una lógica defensiva: la resistencia a incorporar estas nuevas tecnologías por temor a los cambios estructurales. Otra alternativa es adaptarse a esta nueva realidad y detectar maneras de aprovechar sus virtudes y transformarlas en ventajas competitivas.
Un ejemplo concreto de lo anterior es la disyuntiva de cómo pararse frente a herramientas como ChatGPT. Muchas empresas han optado por prohibir el acceso a la plataforma con el propósito de evitar que sus colaboradores se distraigan o la utilicen en reemplazo de tareas que deben efectuar ellos mismos. Sin embargo, este tipo de instrumentos puede ser un gran impulso para mejorar la eficiencia de los equipos, mejorar la precisión de tareas que se ejecutan rutinariamente, ser instrumentos para analizar una gran cantidad de datos y, luego, inferir de ellos respuestas a problemas complejos, entre otras múltiples aplicaciones.
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La pregunta que deben responder los líderes de las empresas es si van a tratar de frenar la ola o intentarán surfearla. Y hasta el momento, más que una ola, este cambio parece un tsunami tecnológico.
Una discusión que está entrelazada con el diseño de políticas públicas. Tal como los gerentes, los hacedores de políticas públicas deben enfrentar la disyuntiva entre ignorar el cambio y seguir legislando para problemáticas del siglo XX o reconocer la disrupción tecnológica y comenzar a establecer marcos regulatorios para las dinámicas de este tiempo. Seguir profundizando propuestas que encarecen los costos laborales -como el reciente anuncio de una negociación ramal- no hará otra cosa que reducir artificialmente, en términos relativos, los costos de la adopción de nuevas tecnologías. En contraste, una nueva institucionalidad en materia de protección de datos personales, un marco moderno regulatorio en materia de ciberseguridad, abordar los dilemas éticos que abre la inteligencia artificial, crear incentivos para capacitar a los trabajadores en competencias que favorezcan la adopción tecnológica y establecer mecanismos de flexibilidad laboral, son todos elementos esenciales -aunque no suficientes- para enfrentar el enorme cambio que trae la inteligencia artificial para las empresas.
Por Maurizio Pancorvo, socio fundador de BackSpace
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