Columna de Patricio Hales: La izquierda que vota Rechazo



Por Patricio Hales, exdiputado y exembajador.

Ese pueblo que quiere cambios de verdad y no promesas llenas de ilusiones, incertidumbres y temores, ha consolidado un voto de rechazo a la actual propuesta de Nueva Constitución. La mayoría quiere cambios, pero bien hechos. No quiere aprobar fantasías y teorías refundacionales extremas que, por experiencia y sabiduría popular sabe que, históricamente, terminan en la desilusión, el desencanto y en el regreso de la derecha. La mayoría tampoco quiere el clima descalificador, totalitario avasallante a la menor crítica y, además, permisivo de una violencia que inseguriza.

A esa intuición popular, de los que más necesitan los cambios, se suman diversos sectores sociales, intelectuales, empleados y profesionales que lucharon contra la dictadura, algunos arriesgando la vida y que participaron construyendo democracia con éxito y alegría, junto a las insuficiencias y errores que cometimos, pero en paz y progreso.

Hay un Chile progresista que no está enamorado de la política del enojo perpetuo; hay un Chile que sabe que el “Apruebo” pone en peligro los cambios que el país requiere, porque hasta sus partidarios, piden aprobar para corregir los errores del texto propuesto. Ellos mismo saben que lo que piden aprobar es malo.

Las evidencias y no la poesía interpretativa, prueban que, ese 80% que en octubre del 2020 votamos y ganamos un plebiscito para hacer una Nueva Constitución, fue erosionado por la propuesta de Nueva Constitución y por el discurso de arrogancia política, vociferante, que promete alcanzar el cielo con las manos. Hoy día el Apruebo retrocedió, del 80% al borde del 50%. Los constructores de la Nueva Constitución se farrearon la esperanza mayoritaria del pueblo chileno y, por tanto, hay que votar Rechazo para hacer una nueva propuesta constitucional para hacer bien los cambios.

Y claro, la derecha más extrema busca con nostalgia su pasado. La centroderecha, presionada por los vientos de cambio, promete ceder a las transformaciones si gana el Rechazo. ¿Quién lo asegura? Lo asegura solo la correlación de fuerzas que seamos capaces de construir los que estamos por una Nueva Constitución bien hecha. La derecha es conservadora. Por eso, desde la izquierda tenemos que empujar este proceso con propuestas de justicia social, con seriedad, responsabilidad, democracia, libertad, conectados con el pueblo, construyendo mayoría.

El izquierdismo febril, el corporativismo temático fanático, las propuestas maximalistas, el lenguaje que fractura a Chile, fortalece el discurso derechista más conservador. Los envoltorios de promesas maravillosas que encabezan el texto que se plebiscitará en septiembre, pierden credibilidad en su desarrollo y van cuesta abajo en la rodada con un legislativismo con que presiona al apuro y la imprudencia que, como lo ha probado la historia, son conductas políticas que siempre llevan al fracaso y a la regresión. La agresividad de los partidarios del “Apruebo” y actores del proceso constituyente, con sus ultra celebraciones vociferantes, sin apertura a la crítica, estigmatizando al otro, han alimentado el discurso derechista más típico y vulgar para detener los cambios con el pretexto de poner orden. La extrema derecha siempre se ha nutrido del extremismo de izquierda.

El afiebramiento de ese extremismo de izquierda ha llegado a tanto, contra quienes criticamos sus ideas y votaremos rechazo, que nos califican de partidarios de la constitución de Pinochet; nos dicen que queremos que vuelva a aquella constitución que nos persiguió al extremo que terminamos registrados en el Informe Valech de Tortura y Prisión Política. ¿No será mucha crueldad esa forma de buscar anular a quienes somos críticos del “apruebo”?

¿Alguien puede creerle a estos fanáticos, que si ganan estarían dispuestos a reformar su texto triunfante? Ellos saben que el texto propuesto establece tantos obstáculos para ser reformado, que los vetos sectoriales hacen políticamente imposible corregirlo. El camino correcto para hacer un texto nuevo es a partir de votar Rechazo.

Votar Apruebo, aunque sea con la mejor intención, apoya promesas de tal exageración, confusión e impericia, escondiendo la inevitable lentitud de lo cambios, que generará enormes desilusiones y así terminaría frustrando el camino de transformaciones que demandó el estallido de millones el 2019. El triunfo del Apruebo entorpecería el camino para terminar desigualdades, injusticia social, abusos y discriminaciones, de modo que abriría paso a la derecha.

Por eso votar Rechazo ha pasado a ser el anhelo de amplias mayorías sociales, no solo de centroizquierda sino de izquierda.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.