Columna de Paula Walker: Los medios y su responsabilidad en el debate
“¿Por qué nos cuesta cambiar?” es el título del Informe sobre Desarrollo Humano en Chile entregado a la opinión pública por el PNUD esta semana. Un esfuerzo riguroso que utilizó diferentes herramientas para analizar la opinión de las personas sobre la situación del país frente a cambios que se prometen y no se cumplen, entre otras materias. Levantaron la opinión de las personas a través de grupos focales, encuesta cara a cara en las principales regiones y otra encuesta a representantes de la élite económica, política y simbólica. Luego un equipo analizó los resultados y nos ofrece un material que es lectura imprescindible para entender y conocer mejor lo que nos está pasando.
Para quienes criticarán el informe antes de leerlo, miren en detalle su metodología pues no hay expertos de un solo sector sino un análisis de varias miradas a la voz del pueblo y las voces de su elite, además de estudios particulares para entender cómo seguir adelante con nuestro desarrollo y no quedarnos estancados, polarizados y desesperanzados.
El informe está organizado en 7 partes y en 315 páginas. Analiza desde las transformaciones del país (y sus pendientes), pasando por la conducción de autoridades, las subjetividades, las emociones que predominan, qué piensan las élites, los movimientos sociales, los discursos públicos, el sistema político, la dificultad de los acuerdos, los debates en los medios hasta señalar las oportunidades existentes para hacer cambios que son anhelados por un enorme porcentaje de las personas.
Quiero destacar un estudio que incluye el informe sobre el papel de los medios de comunicación en el capítulo “La esfera pública chilena: medios de comunicación, vocerías y formas discursivas”. Analizaron columnas de opinión y editoriales de La Tercera, El Mercurio y el Mostrador escritas entre 2011 y 2023 sobre reforma previsional, medio ambiente e inclusión social escolar. El análisis confirma algunas verdades evidentes: dice que existe fuerte concentración periodística en dos actores con un peso decisivo en la formación de opiniones de las elites: Mercurio y Copesa (La Tercera). Agrega que esos medios “tienden a destacar los encuadres, principios y narrativas consistentes con sus propias líneas editoriales”, es decir la de sus propietarios. Y remata con que ambas cadenas periodísticas “tienen una clara afinidad con sectores políticos de derecha y con los intereses gremiales de la gran empresa”.
¿Tienen los medios una responsabilidad en el tono que usan, el aporte que hacen al debate público, la búsqueda de pluralidad en las opiniones e intereses de modo que favorezcan al bien común y no solo a algunos grupos de interés? Es probable que este debate, si es posible darlo, haga sentido cuando se observa al país cansado, desconfiado, triste, con una clase política que se opone por oponerse a cualquier cambio que venga del otro lado. Los medios tienen una oportunidad, y deberían saber usarla para que el desarrollo alcance para todos.
Por Paula Walker, profesora Magíster Políticas Públicas Universidad de Chile