Columna de Rafael Sousa: 10 razones que explican las dos caras del Presidente

El Presidente Gabriel Boric.


La incertidumbre ha sido uno de los rasgos característicos de nuestra política en los últimos cuatro años. El pasado se ha transformado en un pobre predictor del futuro, el poder se ha hecho a la vez más accesible y menos gestionable, y buena parte de las normas en que se sostienen las decisiones de largo plazo, hoy parecen artículos transitorios. El huevo y la gallina de esta situación es el sistema político, cuyo estado de incertidumbre persistirá hasta que no se consolide una nueva relación de fuerzas, tanto en la derecha como en la izquierda.

Pese a este clima, en sus 18 meses de administración el Presidente Boric ha podido acumular información valiosa, suficiente para definir una estrategia que le permita conducir al gobierno y la coalición con la que llegó a La Moneda, en los largos dos años y medio que tiene por delante. A continuación expongo los diez puntos que me parecen más relevantes al respecto.

1) El Presidente tiene una base de apoyo que parece sólida, en torno al 25%, similar al porcentaje que logró en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Este apoyo fue puesto a prueba con el caso Convenios, cuya exposición no ha resultado en una menor aprobación, aunque ha limitado sus posibilidades de crecimiento.

2) Este apoyo, aunque lejos de ser deslumbrante, es una base sobre la cual el Frente Amplio puede mantenerse electoralmente competitivo. La elección de consejeros constitucionales realizada en mayo, dio cuenta de un evidente y esperable decaimiento de la izquierda, pero quienes mejor resistieron el golpe fueron los partidos más cercanos al Presidente. Mirando hacia el horizonte, es bueno recordar que, en las elecciones presidenciales realizadas en este siglo, ha bastado entre un 22% y un 29% para llegar a segunda vuelta.

3) El Presidente es, sin contrapesos, la figura más relevante del Frente Amplio y la izquierda en general.

4) Los partidos del Socialismo Democrático, salvo el PS, enfrentan una crisis existencial. Las últimas elecciones han demostrado que, prácticamente, se sostienen en el hecho aún conservar incumbentes en el Congreso y gobiernos locales, algo que debería desgranarse con el tiempo, de no mediar un cambio radical en esos partidos o en el entorno político.

5) Pese a esto, para el gobierno lo que hoy es difícil se haría imposible sin sus socios del Socialismo Democrático. Tienen votos en el Congreso como para aspirar a algún tipo de acuerdo en materias prioritarias, y tienen la capacidad de gestión que el Frente Amplio no encuentra frecuentemente en sus cuadros.

6) El Presidente y su coalición ya no son dueños de la corrección política. La exposición de sus principios ya no inhibe a la derecha. Como quedará demostrado en unos días, ni siquiera la alusión al Gobierno Militar produce el efecto de antaño.

7) Tampoco pueden sostenerse en la promesa de renovar la política. El Rechazo del que se cumple un año, el caso Convenios y el simple hecho de gobernar terminaron con esa idea.

8) Su programa no tiene ninguna posibilidad de prosperar -por lo menos en lo esencial- y la derecha ha puesto un alto costo a los acuerdos.

9) La fuerza de Republicanos no es una noticia del todo mala. Las elecciones en las que el Frente Amplio los ha enfrentado, han resultado relativamente bien para ambos. Para una parte de la izquierda, la misión de “frenar el avance conservador” tiene cierta épica.

10) Rara vez quien logra poder en el Estado -un cargo, una posición- está dispuesto a dejarlo. La disconformidad de los partidos oficialistas con el gobierno difícilmente termine en el retiro de sus cuadros del Ejecutivo.

Considerando estos hechos, y contrario a lo que muchos han planteado, el Presidente Boric sí puede mantenerse en la ambigüedad de actuar como un líder de izquierda para algunos efectos y como un progresista moderado para otros. Tiene fuertes incentivos para hacerlo. Difícilmente se radicalice en la izquierda arriesgando gobernabilidad, ni gire a la social democracia defraudando al 25% que lo sostiene a él y su coalición. No necesita correr el riesgo de elegir gobernar con el PC o con el Socialismo Democrático porque, en un escenario donde el crecimiento de la derecha se da por hecho, toda la izquierda sabe que la unidad, por frágil que sea, es el único camino. Probablemente el Presidente seguirá selectivamente disponible para impulsar medidas que alimenten a sus bases y limitadamente abierto a lograr acuerdos, mientras estos no lo hagan irreconocible para sus adeptos.

Por Rafael Sousa, socio en ICC Crisis y profesor de la Facultad de Comunicación y Letras UDP

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.