Columna de Robinson Méndez: Para entender el deporte paralímpico

Alberto Abarza y Francisca Mardones, los abanderados del equipo paralímpico chileno durante el desfile. Foto: @TeamChile_COCH/ Twitter.


Por Robinson Méndez, Tenista y kayakista en situación de discapacidad.

Mis primeros Juegos Paralímpicos fueron en Atenas, en 2004. Lo recuerdo bien, estaba muy emocionado. Yo y mis tres compañeros de delegación. Sí, solo fuimos cuatro deportistas en esa oportunidad. Hoy, en Tokio, hay 19 chilenos y el país ya ganó una medalla de oro, gracias a la gran presentación de Alberto Abarza en la natación. Nadie puede discutir que hemos crecido.

Porque la gente, por desconocimiento, no sabe que los deportes paralímpicos son de verdad competitivos y muy exigentes. Yo soy tenista en silla de ruedas y solo en el ranking de mi categoría hay 700 atletas, que participamos en giras por todo el mundo. Y también jugamos Grand Slams. El común de las personas no sabe qué es el deporte paralímpico competitivo, no sabe que hay ligas, que estamos regidos por federaciones internacionales.

Por eso son tan importantes estos Juegos en Tokio. No son solo para el aplauso o para generar alguna emoción. Eventos como este, que se transmiten en todo el mundo, sirven para poner nuestro deporte en el mapa, para educar al público. Para que se entienda que el deporte competitivo también va de la mano con la persona en situación de discapacidad. Educar y normalizar el deporte con la discapacidad.

Los inicios de un deportista paralímpico son complicados. Bueno, igual que en el deporte convencional. Desde el desarrollo en la etapa colegial, sin embargo, nosotros debemos sortear obstáculos diferentes. Sería bueno que los profesores de educación física estuvieran capacitados para trabajar y fomentar la actividad física en niños con algún tipo de discapacidad. Eso ayudaría a tener una buena base motriz desde pequeños, lo que marcaría una gran diferencia en el alto rendimiento.

Mejorando esa base, podemos mejorar más aún nuestra competitividad. Los deportistas paralímpicos dedicamos a entrenar la misma cantidad de horas que un deportista convencional. Completamos macrociclos de competencias que tenemos. Con espacios de tiempo determinados para trabajos físicos, técnicos y tácticos. Hay mucha preparación y también mucha planificación.

El gran nivel internacional que debemos enfrentar exige esto y mucho más. De lo contrario, el deporte paralímpico chileno no podría tener los resultados que hoy exhibe. No existiría un Abarza, una Mardones y otros atletas, que no buscan destacar desde la sensibilidad de sus historias de vida, sino por la superación y desafíos de cualquier deportista profesional.

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