Columna de Rodolfo Jiménez: La práctica de la arquitectura y la inteligencia artificial

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Cada vez que nuevas tecnologías irrumpen en los diversos campos disciplinares surge una cierta incertidumbre respecto de cómo será el impacto en esa área del saber o la docencia. Ocurrió en la arquitectura y la ingeniería con la aparición de las calculadoras de bolsillo, luego con los sistemas CAD (Computer-Aided Design) y desde la academia y el ámbito laboral (no sin resistencia) las fuimos incorporando en nuestras prácticas cotidianas y en los currículos académicos. Ahora enfrentamos un cambio tecnológico de mucho mayor profundidad que los antes mencionados; la inteligencia artificial (IA) aplicada a la práctica y la docencia de la arquitectura. En un mundo en constante evolución, donde la tecnología desempeña un papel cada vez más importante, la integración de la inteligencia artificial en el campo de la arquitectura parece que inevitablemente se transformará en una necesidad.

La inteligencia artificial está revolucionando la forma en que diseñamos y construimos edificios. Los algoritmos de IA pueden analizar grandes cantidades de datos para identificar patrones, optimizar diseños y prever posibles problemas en una etapa temprana del proceso de diseño. Esto no solo acelera el proceso de toma de decisiones, sino que también puede llevar a diseños más eficientes y sostenibles.

En cuanto a la docencia de la arquitectura, la inteligencia artificial puede ser una herramienta poderosa para personalizar la educación y mejorar la experiencia de aprendizaje de los estudiantes. Los sistemas de IA pueden adaptar el contenido y los ejercicios según las necesidades individuales de cada estudiante, brindando un enfoque más centrado en el estudiante y facilitando un aprendizaje más efectivo.

La IA puede analizar el trabajo de los estudiantes y proporcionar retroalimentación inmediata sobre sus proyectos de diseño. Esto ayuda a los profesores a identificar áreas de mejora y a los estudiantes a perfeccionar sus habilidades.

Sin embargo, la reflexión no debe limitarse solo a los beneficios técnicos. También es crucial abordar cuestiones éticas y sociales relacionadas con la inteligencia artificial en la arquitectura. Esto incluye preocupaciones sobre la privacidad de los datos, la equidad en el acceso a estas tecnologías y la consideración de cómo la automatización podría afectar el empleo en el campo de la arquitectura.

En resumen, las escuelas de arquitectura estamos convocadas a abrazar la inteligencia artificial como una herramienta poderosa, pero también debemos reflexionar sobre cómo integrarla de manera ética y equitativa en la disciplina y la docencia. Solo un proceso de reflexión y análisis profundo de estos cambios vertiginosos nos permitirá avanzar hacia una arquitectura que siga siendo relevante y sostenible en un mundo impulsado por la tecnología. Ejemplo de ello, es la integración de la arquitectura y urbanismo en el desarrollo de espacios virtuales, como el metaverso, la realidad aumentada y los gemelos digitales.

Por Rodolfo Jiménez Cavieres, decano Facultad de Arquitectura y Ambiente Construido, Universidad de Santiago de Chile

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