Columna de Soledad Alvear: Un camino que se inicia



El rechazo a la Constitución propuesta fue contundente en todas las regiones de Chile. También en la gran mayoría de los municipios de la Región Metropolitana. Fue transversal y amplio en todo sentido. La viva conciencia cívica de un pueblo que marca récord en participación: más de 13 millones de personas, casi un 86% del padrón electoral, y que nos debe dejar una lección de la importancia del voto obligatorio, algo que deberíamos retomar en todas las elecciones.

Hay que entender que en más del 60% del Rechazo no se habló en clave de “derechas e izquierdas”, sino de texto y contexto que se sometían a su aprobación. Pretender atribuirse este triunfo es un error; fue la sabiduría de un pueblo que no quiere revanchas, acusaciones, ofensas, cancelaciones. Tampoco quiere tener miedo a opinar distinto. Se cubrió el país de un futuro posible. Ese futuro significa, entre todos, darle a Chile una nueva Constitución.

Ya sabemos lo que los ciudadanos no quieren. No quieren eliminar su historia, ni sus símbolos patrios. Quieren diálogo, tranquilidad y seguridad. Quieren sentirse protegidos por las instituciones de la República, por su Poder Judicial, por su Sistema Político fuerte y un Parlamento que se ocupe de las materias pendientes, dejando de lado los protagonismos personales. Quieren que el Presidente tome las riendas del país y gobierne. Para eso lo eligieron. Conocemos sus necesidades en materia de seguridad, salud y pensiones.

No debemos partir de una hoja en blanco, ni con intenciones refundacionales. Este camino que ya iniciamos, nos requiere unidos desde el deseo de darle lo mejor a Chile. Los ciudadanos se merecen nuestra unidad y trabajo incansable para, lo antes posible, darles certezas en lo que más les duele y preocupa.

El pueblo de Chile es sabio. Un país que discierne el signo de los tiempos y hace juicios críticos. No muchos países abren un proceso constitucional democrático para luego rechazarlo por insuficiente. Esa es la libertad que nos da la democracia.

Ya hemos escrito suficiente de porqué era necesario rechazar.

Este triunfo es de todos los chilenos, que se expresaron masivamente en un acto democrático ejemplar.

Destaco en este momento la importancia del centro y la centroizquierda política, que es un destino de convergencia y llegada desde distintos lugares. Debemos desde ese centro dialogar transversalmente, acordar una nueva propuesta convocante para todos. No puede ser cualquier propuesta. Debe evitar el vértigo de la hipérbole adjetiva, cuidar la gradualidad de los cambios, mirar la perspectiva de nuestras instituciones y saber leer la evidencia histórica.

En este camino que iniciamos, cabemos todos sin descalificaciones ni apremios. Hay mucho avanzado. El Estado Social y Democrático de Derecho, la mayor participación ciudadana y el cuidado del medio ambiente llegaron para quedarse. Solo que ahora deberá ser sin maximalismos, sin violencia y sin intolerancia, como lo anunciaba el propio Presidente Gabriel Boric en un discurso a la altura de las circunstancias.

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