Opinión

Cultura, ciencia y tecnología

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SEÑOR DIRECTOR

La ciudadanía se expresa inequívocamente. No le gusta cómo hemos organizado la convivencia social, ni la distribución de la riqueza. No suscribe las consecuencias de un modelo que principalmente le ofrece créditos de consumo como forma de acercamiento al bienestar personal. Un país desarrollado para una minoría y tercermundista para mayorías.

Y si bien hoy resulta imprescindible generar reformas de corto plazo que alivien la angustia de miles de chilenos, también se requiere una revisión de las bases estructurales del sistema y el diseño de un proyecto país más inclusivo.

La ciencia, la tecnología y la cultura no son lujos de países ricos. De hecho, constituyen la base para cualquier proyecto de transición a una sociedad integralmente avanzada. El desarrollo no se relaciona a un ingreso per cápita, sino a las capacidades de los países de generar soluciones propias e incorporar a todos al goce del fruto de esos avances.

Es hora de que el Estado asuma su misión, aprovechando la nueva institucionalidad de las ciencias, y promueva reformas estructurales, que junto con aumentar significativamente la inversión en ciencia, tecnología y cultura, obligue mediante regulaciones e impuestos a las empresas a aportar mucho más en estas materias.

La falsa contradicción entre crecimiento económico y derechos sociales solamente se puede resolver modificando la matriz productiva con un proyecto de largo plazo que le otorgue a las instituciones públicas y a cada ciudadano un papel en la construcción de su futuro, más allá de su solo interés particular.

Flavio Salazar

Vicerrector de Investigación y Desarrollo Universidad de Chile

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