Cuotas de género en directorios



SEÑOR DIRECTOR:

El gobierno acaba de regalarle al país un caballo de Troya y los chilenos están cayendo seducidos ante el embustero regalo.

El proyecto de ley de cuotas en los directorios parece seducir a moros y cristianos, mientras que aquellos que no están de acuerdo prefieren guardar silencio para no ser tachados de machistas y/o funados.

No existe en el mundo evidencia empírica que evidencie que las cuotas han ayudado a mejorar la inclusión de las mujeres en los directorios o en cualquier área o sector, tampoco la existe respecto a mejorar la percepción de la capacidad de las mujeres y, por tanto, el proyecto no es más que otro volador de luces, que no ataca el problema de fondo, que es la inserción de las mujeres en el mundo laboral.

Sin embargo, el verdadero peligro está en que con la excusa de mejorar la inclusión de las mujeres en los directorios se viola la propiedad privada, el justo derecho de los dueños de las empresas, pymes, accionistas u otros a decidir quién dirije su compañía, cualquiera sea su sexo, edad, raza u otro.

Con esta excusa, se abre la puerta a que luego se pueda legislar acerca de que trabajadores, sindicalistas e incluso representantes del gobierno tengan su cuota en los directorios de las empresas privadas.

Me niego a que me usen como excusa para violar flagrantemente la propiedad privada, y con en el nombre de mis congéneres se legisle con el objetivo de destruir el justo derecho a decidir sobre aquello que es de mí propiedad.

Por ello, me gustaría extender a través de esta carta una invitacón a todos los parlamentarios a rechazar la idea de legislar sobre esta materia, en nombre de la libertad de elegir.

Michèle Labbé

Economista

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