SEÑOR DIRECTOR

A dos meses de dejar el cargo, Donald Trump anunció que EE.UU. reconocía la plena soberanía de Marruecos sobre el Sahara y que se abriría un consulado en Dajla, de carácter fundamentalmente económico.

Estas declaraciones generaron una serie de interrogantes y aseveraciones en la comunidad internacional. El reconocimiento estadounidense de la marroquinidad del Sahara marcará un punto de inflexión y lo ubica bajo un nuevo enfoque. A nivel político-diplomático, esta decisión marca un punto de inflexión importante para las acciones llevadas por parte de Marruecos con miras a lograr una solución definitiva a un conflicto que duró más de 45 años.

Desde 2004, Marruecos es aliado no miembro de la OTAN, es el único país africano en haber firmado un tratado de libre comercio con Estados Unidos y alberga el más grande ejercicio militar americano fuera de sus fronteras, para no citar otros ejemplos. Marruecos constituye un socio esencial de los Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y el crimen organizado.

Por lo mismo, este reconocimiento consagra, lejos de las maniobras o campañas de desinformación promovidas por algunas partes a quienes no les beneficia, una solución política y duradera a la Cuestión del Sahara.

Dentro de las proyecciones, no cabe duda de que la decisión estadounidense creará un efecto positivo en el resto del mundo. La decisión hará historia y revitalizará las relaciones políticas y económicas catapultando a Marruecos como líder regional y panafricano. Además, no hay que olvidar que este anuncio coincide con el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Israel.

Paz Milet

Miembro de la junta directiva de la Fundación América Latina África Siglo XXI