El nudo político



Por Max Colodro, filósofo y analista político

Si hoy todo concluye como han anticipado las encuestas, Chile habrá dado inicio a un proceso constituyente inédito en nuestra historia. Corolario de un largo ciclo de deterioro político e institucional, el estallido de octubre pasado fue el clímax que ayudó a la centroizquierda a consolidar una exitosa decodificación, para convencer a una mayoría ciudadana de que el origen de sus malestares estaba vinculado a la vigencia de la actual Constitución.

Ese imaginario no quedaría sentenciado con el eventual veredicto que hoy emane de las urnas, sino con el de aquella extraña noche del 15 de noviembre pasado, cuando la derecha tuvo que acceder a pagar el “rescate” y a entregar la Constitución, como única forma de liberar al país y al gobierno de la violencia que los tenía secuestrados. Esa tensa madrugada terminó de morir no solo la actual Carta Magna, sino también el Chile de los últimos treinta años.

El escenario que se abre ahora estará marcado a fuego por el complejo dilema que el acuerdo del 15 de noviembre dejó instalado: solo aquello en lo que exista un consenso de 2/3 de los integrantes de la futura Convención Constitucional podrá ver la luz, es decir, formar parte del nuevo texto. ¿Es en verdad un dilema? Sí, porque basta una simple revisión de la historia electoral de las últimas décadas para constatar las implicancias de dicha exigencia. En efecto, ese amanecido acuerdo supone que la derecha se obligó a no poder redactar una Constitución sin el concurso de la izquierda, y que la izquierda también se forzó a sí misma o no poder hacerlo sin la derecha.

Desde cierta óptica, podría parecer un acto de generosidad y desprendimiento bien notable, pero nada asegura que el resultado termine confirmando esa aparente buena disposición. No son pocos los que creen que este imperativo que permite partir de una hoja en blanco conlleva el riesgo de terminar en algo equivalente, o sea, en una Constitución menos que mínima. Y que ello sería precisamente lo que buscó un sector que apuesta a dejar todos los temas relevantes como materias de ley con quórum menos exigentes.

Pablo Longueira tuvo razón cuando afirmó que la madre de todas las batallas no es este plebiscito de entrada, sino la elección de los integrantes del poder constituyente en abril próximo. De confirmarse hoy el triunfo del Apruebo, será la correlación de fuerzas al interior de la Convención Constitucional la que determinará todo, el nudo político que confirmará si el acuerdo que dio origen a este proceso fue, en verdad, un acto de generosidad transversal o el principio de otra Constitución “tramposa”.

La fotografía de esta noche, donde coincidirán celebrando el mismo triunfo tanto el candidato presidencial de la UDI como el del PC, podrá ser leída como la señal promisoria de un futuro entendimiento, pero también como el anticipo de un callejón sin salida.

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