El Simce terminó su ciclo

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SEÑOR DIRECTOR:

El 25 de julio sucederán dos cosas: terminan las vacaciones extendidas y comenzará el estrés por el Simce. Quienes hemos trabajado en el aula sabemos que la aplicación de esta prueba estandarizada significa un estrés porque tensiona la comunidad completa. En algunas escuelas seguramente ya están pensando en más clases de Lenguaje y Matemática en desmedro de Arte o Educación Física, o quizás comiencen a hacer ensayos periódicos para practicar.

Así, la tensión que provoca la amenaza de estar mal rankeados puede significar un retroceso del trabajo realizado en el primer semestre, centrado en mejorar la convivencia escolar y el fortalecimiento socioemocional. Para que los aprendizajes sean significativos, debemos generar condiciones de aula que permitan recomponer las comunidades escolares post encierro. Ante este panorama, el Simce no ayuda.

El Consejo Nacional de Educación (CNED) resolvió que este año se aplicará la prueba en 4to básico y 2do medio, a pesar de la solicitud de suspensión que realizó el Mineduc. A estas alturas, las argumentaciones del CNED son totalmente disonantes con la realidad. Urge comprender lo que significa para una escuela en la actualidad la aplicación de una evaluación de estas características, que no logra medir calidad, y que tiene poco impacto a nivel pedagógico en la mejora de aprendizajes.

Mientras logramos poner el foco en lo urgente, es indispensable debatir sobre cómo modificamos el Sistema de Aseguramiento de la Calidad y dotamos al Estado de las herramientas que le permitan fortalecer la totalidad de las escuelas y liceos. Insistir con una prueba nacional, de tipo censal, no puede ser la única forma. Debemos avanzar hacia un sistema en que una prueba de contenidos no sea el principal modo de medir la calidad. Asumamos que el Simce ya cumplió su ciclo.

Alejandra Placencia

Diputada PC, Comisión de Educación

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