Opinión

El viejo búho consejero

El viejo búho consejero Universidad de Chile

Hoy miércoles 8 de octubre, desde las 10 hrs., tendrá lugar en el auditorio de Vicuña Mackenna 20 una jornada dedicada a Andrés Bello en los 160 años de su fallecimiento (1865-2025).

El poeta que llegó desde Londres en 1829 para servir los intereses de una lejana y pobre república, la de Chile, a pesar de su edad en aquellos tiempos avanzada, se desplegó con toda la potencia de un estilo tardío a varias tareas, entre las cuales la instalación de la U. de Chile y la redacción de un Código Civil que serviría de ejemplo a muchos cuerpos legales americanos, son las más conocidas.

Hubo otras. Se dice que anduvo en los alrededores de la Constitución de 1833, que escribió decenas de discursos de los presidentes Prieto, Bulnes y hasta Montt. Que a él se debe la instalación del primer observatorio astronómico.

El poeta de “la poesía oficinesca”, como dijo Marcelino Menéndez Pelayo, practicó las formas nuevas de Lord Byron o Victor Hugo, pero fue abandonando poco a poco esa primera inspiración, hasta que confesó vegetar en la prosa rastrera. Mientras tanto, escribió poemas de ocasión en álbumes, de esos que las damas dejaban garabatear a sus admiradores, en el cual improvisó unos versos con los que se autodenominó “el viejo búho consejero”.

Le quise poner ese título a un voluminoso libro que escribí sobre Bello, pero la editorial felizmente me dio otra idea. Porque Bello hizo de sí mismo una especie de gran consejero: de presidentes, parlamentarios, jóvenes poetas, revolucionarios, y hasta de la propia Javiera Carrera, que se dejaba aconsejar apenas. Como el profeta cortesano Daniel, ese que no era de grandes sermones, sino de conversaciones de terapia psiquiátrica, Bello dejó correr esas verdades más o menos paralelas en la esperanza de que algún día se tocarían, que fue lo que repitió tres veces como un sortilegio, una trompeta de La Flauta Mágica, en su Discurso de instalación de la U. de Chile.

Iván Jaksic, Alfredo Jocelyn-Holt, Bernardino Bravo, María Angélica Figueroa, Miguel Castillo Didier, Grinor Rojo, Óscar Landerretche, Mario Hamuy, Luis Campusano, Andrés Bobenrieth, Soledad Krause, María Inés Horvitz, Alfredo Matus, Pablo Ruiz-Tagle, Raúl Villarroel, Lucas Sierra, Raúl Letelier, Rodrigo del Río, Fernando Atria, Roberto Cerón y Claudio Barahona serán presididos por la rectora Rosa Devés en esta jornada de escucha mutua.

Nelson Cartagena, un niño humilde nacido en La Vega, que estudió en el Instituto Nacional y en la U. de Chile, más tarde profesor titular en la U. de Friburgo, en uno de sus libros, sobre las óperas que Bello divulgó, dejó pendiente escuchar algunas de ese repertorio en una jornada de este tipo, lo que hará la soprano Patricia Cifuentes junto a la pianista Leonora Letelier con arias de Bellini y Donizetti.

De tal suerte que, como escribió Goethe en uno de sus aforismos: “Cuando se es viejo se hace mucho más que cuando se era joven”, y como, a su vez, dijo Bello de Edipo, vino a encontrar una tumba aquí y, mientras tanto, contó lo que sabía.

Por Joaquín Trujillo, investigador CEP

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