Elecciones a la peruana
Por Luis Benavente, director de Vox Populi Consultoría, Perú
La elección presidencial peruana ha sido un proceso muy dramático, con un balotaje de fotografía, donde se han enfrentado dos propuestas ideológicas extremas, encarnadas en el candidato más izquierdista y la candidata más derechista, que pasaron a la segunda vuelta en un ambiente de extremo fraccionamiento: 18 candidatos.
Perú enfrentó un dilema muy complicado que puso al país en un laberinto. De un lado, Pedro Castillo de Perú Libre, con una propuesta marxista leninista ortodoxa, que llevaría a un gobierno estatista. De otro lado, Keiko Fujimori de Fuerza Popular, con una propuesta de libertad económica y economía de mercado.
¿Por qué un desconocido como Pedro Castillo está a punto de ser Presidente del Perú? Porque fue quien mejor parado estaba cuando medio país buscaba una alternativa, enfurecido por tres cosas: un sistema político que durante 41 años estuvo marcado por la corrupción, la ineficiencia de la gestión pública y el abandono de las regiones; el caos político creado por Keiko Fujimori tras no aceptar la derrota en 2016; y la pandemia, que lo llevó a ser el país con más muertes por millón de habitantes y a una fuerte caída del trabajo formal e informal. Ese fue el caldo de cultivo de Castillo. Sus votantes, una parte izquierdistas y otra, antifujimoristas, vieron en él una opción atractiva para expresar su profundo rechazo al sistema político, sin importarles su propuesta estatista, que Perú experimentó hace medio siglo y que solo trajo pobreza y atraso. Hace 50 años, en una A. Latina marcada por la Cepal, el modelo fracasó. Hoy, en un mundo globalizado e interdependiente, en el que China impulsa la economía de mercado, el modelo es obsoleto. Una especie de “parque jurásico”, que a los seguidores de Castillo no les importó.
¿Por qué Keiko Fujimori llega por tercera vez a una segunda vuelta y no logra imponerse claramente a su rival? Por el peso del antifujimorismo; medio Perú detesta a Alberto Fujimori y a todo lo que implica el fujimorismo. Muchos han cedido al anti y han dado su apoyo a Keiko para cerrar el paso a la izquierda radical. Pero muchos no han dado su brazo a torcer y jamás votarán por Keiko ni por ningún Fujimori. Para ellos, “Fujimori” es mala palabra. Keiko no hizo ningún intento para desmarcarse de su padre. De esa manera, cometió el error de cargar con los errores y delitos de su padre. Además, tiene un problema de imagen, debido a la investigación por corrupción que la llevó a prisión preventiva, así como a su responsabilidad de haber llevado al país al caos político en el último quinquenio.
Perú vive la mayor división de su historia contemporánea. Y el fuerte enfrentamiento va más allá del ámbito electoral y está trazado en otros términos: Lima vs. regiones, Lima vs. medio rural, ricos vs. pobres, izquierdistas vs. derechistas, blancos y semi blancos vs. mestizos -el racismo es tema tabú en Perú-. Es decir, todo el menú del enfrentamiento en una sociedad que no ha podido verse a sí misma.