Opinión

En el nombre del padre

Por Verónica Munita, periodista

Ante un nuevo mártir de Carabineros, el tercero en un mes, algo tenemos que hacer. Y las palabras del padre del cabo segundo David Florido en el velatorio de su hijo no pueden quedar como solo un triste testimonio.

En esa instancia, lo que se vio fue el sentido común y el dolor profundo de un padre enfrentado a la ideología y desvinculación con la realidad del actual Presidente de Chile. El primero lo emplazó directamente para que haga su trabajo y que se dé cuenta que su hijo estaría vivo si la fuerza pública tuviera reconocimiento por parte de las autoridades. Porque él no usó su arma de servicio como corresponde para detener al delincuente, porque sabía que sería cuestionado si lo hacía. El Presidente, en cambio, al enterarse de este asesinato, no hizo más que insistir en su iniciativa de desarmarlos a todos, incluida la ciudadanía pacífica e inocente, que quiere poder defenderse y no es capaz de reconocer la necesidad de empoderar a quienes hoy deben tener el monopolio del uso de la fuerza.

Porque ante el alza de la delincuencia y el terrorismo, el gobierno no encontró nada mejor que tomar prestada la agenda de los norteamericanos y chilenizarla e ir por la prohibición para el uso de las armas para todos los ciudadanos.

Cuando lo cierto es que la realidad de Chile y de Estados Unidos son diametralmente diferentes.

En Estados Unidos, existe libertad para comprar y vender armas en todos los estados. Solo se exige que los ciudadanos sean mayores de 18 años y que no tengan antecedentes penales. El problema es que en algunos este requisito no se cumple y esta extrema libertad, amparada en la Constitución, ha llevado a que EE.UU: sea hoy el país con más homicidios por tiroteos en el mundo. Además, desde el 2019, hay más balaceras masivas que días del año. Por eso existe un gran debate para limitar las normas en el porte de armas, pero jamás se ha pensado prohibirlas. Algunos quieren ampliar la verificación d antecedentes, otros subir la edad para comprarlas, otros realizar un mayor control mental de los compradores. Todas iniciativas que dividen a Demócratas y Republicanos. Pero tener armas para defensa personal es parte de la cultura y de la libertad de los norteamericanos y nada va a revertir aquello.

Boric y su equipo, desbordados por los graves problemas de seguridad a los que nos enfrentamos, en vez de apuntar a las causas de fondo y empoderar a la fuerza pública para que pueda desempeñar su labor como corresponde, ha decidido desarmarnos a todos. Incluidos a los inocentes, como son quienes viven en la macrozona sur y no tienen quienes los defiendan por el Estado de Emergencia acotado. Mientras nadie asegura que se va a desarmar a delincuentes y terroristas, si ni siquiera se querellan contra ellos y personajes como Héctor Llaitul que ha llamado a la guerra contra el Estado de Chile se pasea por el país con toda libertad.

Es más importante que el gobierno ponga urgencia, por ejemplo, al proyecto de Ley Nain, para endurecer las penas a los delitos contra Carabineros y que Boric y su equipo votaron en contra.

Porque aumentar la dotación policial sin que las autoridades les aseguren apoyo real para cumplir su trabajo, son recursos perdidos. Las palabras del padre de David Florido no pueden quedar en el olvido.

Más sobre:Voces

Este septiembre disfruta de los descuentos de la Ruta del Vino, a un precio especial los 3 primeros meses.

Plan digital + LT Beneficios$3.990/mes SUSCRÍBETE