Es necesario denunciar



SEÑOR DIRECTOR:

En los últimos días se ha difundido que autoridades edilicias de la zona sur han recibido amenazas, que consideran graves y creíbles. Un fiscal regional ha visto como en múltiples panfletos aparece su rostro con un agujero en la frente. En actos violentistas los autores dejan lienzos y otros escritos reivindicando el hecho y explicitando amenazas. Miembros del Poder Judicial reciben amedrentamiento, hecho que, junto a la grave alteración del orden público, justificó en su momento la dictación del estado de excepción constitucional. Pequeños agricultores, transportistas y empresarios son diariamente alterados en su seguridad personal, familiar y laboral, de día y de noche.

El generalizado contexto del que somos testigos es preocupante, qué duda cabe, para quienes son las víctimas concretas junto a sus familias, pero también debe serlo para una sociedad en que se tiende -con pasmosa facilidad- a normalizar la violencia en sus distintas especies.

Debemos reflexionar sobre la relevancia de denunciar, facultad ésta que no solo permite poner en funcionamiento la indagación penal cuando las amenazas son a particulares, sino que, además, por que colabora con una búsqueda más focalizada e integral de los responsables, reuniendo un cúmulo de antecedentes que, en lo esperable, puedan llevar a identificarlos. Más importante es para quienes tienen las prerrogativas -Ministerio Público o los tribunales en su caso- para analizar la procedencia de medidas de protección de distinta intensidad según la naturaleza, gravedad y verosimilitud de tales coacciones.

Las amenazas, son el primer atisbo de que algo mayor puede suceder. La potencialidad de que se concreten genera miedo, ansiedad, son un maltrato psicológico profundo, que, aunque condicional -en las circunstancias en que se vive en la Macrozona Sur- adquieren una relevancia significativa, por lo que no pueden ser livianamente desoídas al ser noticiadas. Por el contrario, la realidad lastimosamente nos indica que son numerosos los casos en que aquello que comenzó con una simple advertencia adquiere luego una envergadura no prevista por falta de atención oportuna.

En una zona en que el estado de inseguridad y la afectación del orden público es palmaria, todo aviso de un peligro inminente, de un hecho o acontecimiento que aún no ha sucedido, pero que de concretarse perjudicará a una o varias personas en particular, se torna ya no facultativo, sino que obligatorio ponerlo en conocimiento de las autoridades, para alertar, prevenir y actuar en consecuencia.

Francisco Ljubetic

Ex fiscal de La Araucanía

Vicedecano de la Facultad de Derecho de la U. Autónoma

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