Estabilidad, por supuesto


El deseo más profundo de la mayoría de los chilenos es que el país recupere la paz interna, el orden público, la plena vigencia de la ley, la protección efectiva del Estado a la población frente a las acciones antisociales, todo lo cual fue afectado en los últimos dos años por el efecto combinado de la violencia político-delictiva y la deslealtad hacia la democracia. Chile necesita recuperar el pulso normal y levantar la mirada, y eso depende de lo que hagamos todos nosotros. Para los tiempos que vienen, se necesitará un esfuerzo sostenido para reforzar la estabilidad y la gobernabilidad, sin lo cual ningún gobierno tendrá éxito.

Ha sido, entonces, insólito que el candidato a senador Sebastián Depolo, dirigente de Revolución Democrática, haya dicho: “Vamos a meterle inestabilidad al país porque vamos a hacer transformaciones profundas”. Luego se disculpó, pero la frase no parece haber sido un lapsus, sino el reflejo de una forma de pensar: desestabilizar la sociedad es un requisito de los cambios. Por su parte, Gabriel Boric, dijo en La Red: “La ingobernabilidad es no cambiar nada”, lo que suena voluntarista, como si cualquier cambio fuera beneficioso. En la misma ocasión, dijo: “El statu quo es lo peor”. O sea, lo peor es lo que existe. ¿Y peor en comparación con qué? ¡Con lo imaginario, desde luego! No se puede fantasear cuando se está aspirando a la Presidencia.

Chile necesita cambiar no pocas cosas, pero no debe hacerlo de cualquier modo, sino buscando mejorar lo que tiene. Hay una experiencia acumulada y no puede entusiasmarse con los experimentos dudosos. Hay que procurar que los remedios no sean peores que la enfermedad. El programa de Boric propone “refundar las policías”. Pero sucede que Carabineros y la PDI son instituciones antiguas, que cuentan con miles de funcionarios que cumplen valiosas funciones que la población aprecia altamente. Hay que corregir sus defectos, proceso que además está en curso (con asesoría de la policía de Alemania), pero hablar de refundación es poco serio. Por desgracia, es la misma ligereza que se manifiesta en la consigna que llama a refundar Chile.

¿Qué cambiar o qué conservar en la sociedad? Lo racional es aplicar los criterios que usamos en la vida personal. No hacemos cualquier cambio a nuestra casa. Sacamos bien las cuentas en materia de gastos. No actuamos atolondradamente respecto de los bienes familiares. Estamos obligados a ser realistas sobre lo que podemos y no podemos hacer. Y, por cierto, estamos atentos a los riesgos de incendio.

Por lo tanto, debemos proteger el país tal como protegemos nuestro hogar. Chile necesita reducir los factores de incertidumbre política e institucional, reforzar el estado de derecho, erradicar la violencia, asegurar que no se descarrile la economía, proteger a la población con todas sus capacidades. La estabilidad democrática es clave para que el país progrese.

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