Falta de autoridad

PSU
06 DE ENERO DEL 2020 ENCAPUCHADOS INGRESAN AL INSTITUTO SUPERIOR DE COMERCIO UBICADO EN LA AVENIDA ARGENTINA Y ROBAN LOS FACSIMILES PARA QUEMARLOS EN SU EXTERIOR. FOTO: DEDVI MISSENE


Asistimos a la degradación y despojo de lo que Burke llamara "todo vigor de nuestras armas, la sabiduría de nuestros consejos y toda sombra de autoridad y crédito de las partes más venerables de nuestra constitución". Consejos en el sentido de un órgano juicioso, nombrado o elegido para proveer recomendaciones, dictar leyes o administrar una organización. Constitución en el sentido de principios fundamentales según se gobierna algo, un cuerpo, un pueblo. Y, de hecho, el deterioro de nuestra convivencia guarda directa relación con la falta de autoridad y desplome institucional. En consecuencia, el derecho que vale, no el que exigen a gritos, da lo mismo hace rato en este país fanatizado. No por algunos pocos, sino por muchos, en primerísimo lugar por autoridades que consienten que así es como se gobierna en Chile… y por ellos, hoy.

Esta ausencia de autoridad (anarquía en su plena acepción) viene produciéndose desde hace bastante tiempo, solo que ahora resulta más patente, la autoridad no pudiendo ocultarla. En las universidades públicas se ha tornado crónica, en la Universidad de Chile, irremediable. Y es que lo que ocurrió con la PSU fue una vergüenza, otra indecencia más. Es cierto que se la boicoteó, pero mucho más agonizante para las instituciones que la administran -el Demre de la UCh y el Cruch- fue que la prueba (tanto en Historia como Matemáticas) se filtró, viciando todo el proceso. Presumiblemente desde dentro, por algún miserable a sueldo o mandado a perjudicar a todos los estudiantes que postulan este año, porque se la quiso hacer caer y anular. La fe pública que garantiza el valor de la evaluación, en estricto rigor, dándose por sin efecto. Y es que, de mantenerse en pie los resultados, asistimos a una farsa. Perdurará la duda: ¿cuántos de los no seleccionados debieran entrar a primer año en marzo, cuánto de los otros, no?

Semanas atrás sugerí, en este diario, pensar en terminar con el pregrado -desde luego en la UCh- si hemos de salvar la universidad. La rapidez de los hechos hace imperativo que las autoridades se hagan responsables y reconozcan su propia nulidad. Los extremistas de la Aces son más poderosos. Ni la jefa del Demre (Leonor Varas), el rector de la UCh (E. Vivaldi), y el vicepresidente del Cruch (A. Valle) han asumido su obligación. Se han excusado aduciendo subterfugios, las circunstancias del momento, y dando a entender que las pruebas estarían desahuciadas tal como se impartieron el lunes y martes pasado al estar mal diseñadas, pronto a desaparecer su tipo en el futuro inmediato. Pero, si ese era el caso, por qué ordenaron que se llevaran a cabo, no admitieron que no estaban dadas las condiciones, y no precavieron los resguardos correspondientes para que no se filtraran. Cierren el pregrado. Renuncien. La decencia lo exige.

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