SEÑOR DIRECTOR:
En los primeros dos meses de 2024 fuimos testigos del alentador aumento de 4,5% en la creación de empresas en Chile. Una positiva señal de recuperación económica que ojalá no se detenga, pero que debe ir de la mano de un impulso a la formalidad.
Los nuevos negocios que logran formalizarse reportan ganancias mensuales promedio significativamente más altas que los que operan en la informalidad. Mientras que los microemprendimientos formales alcanzan un promedio de un millón de pesos mensuales, los informales apenas superan los $300.000.
Pero la formalidad no sólo tiene que ver con estabilidad y crecimiento económico, sino también con mejorar las condiciones laborales y financieras de nuestros ciudadanos. Dentro de este contexto, resulta gratificante observar el creciente aporte de las personas extranjeras al ecosistema emprendedor chileno: en 2013 las empresas creadas por ellos representaban apenas el 3,4% del total de nuevos negocios. Sin embargo, en 2021 esta cifra se elevó a 12,5%. Gran aporte, pero nuevamente clave: la formalidad.
Sabemos que la institucionalidad y las herramientas están, pero aún resulta en extremo relevante tomar y guiar a los nuevos emprendedores, para que puedan formalizar sus negocios y contribuir de manera más sólida al desarrollo económico del país.
María Emilia Correa
Presidenta G100
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