¿Formalizar las malas condiciones laborales?

uber


Esta columna fue escrita junto a Andrés Fielbaum de la Universidad de Chile

Más de cien mil personas trabajan hoy en Chile en aplicaciones tipo Uber o Cabify, mientras un número indeterminado lo hacen como repartidores en bicicletas y motos. Regularizar este tipo de trabajos es una urgencia, pero no cualquier formalización es igualmente buena. El proyecto de reforma laboral del gobierno propone que estos trabajadores entreguen boleta de honorarios: si bien esto permitiría contabilizar de manera oficial estos trabajos, lo haría sin reconocer una relación existente entre empleado y empleador, lo que en la práctica significa hacer formales las mismas condiciones laborales de hoy: ¿Son estas condiciones las que queremos preservar?

Realizamos una encuesta a conductores de las plataformas de transporte de pasajeros. Los resultados hablan de una variedad de efectos laborales y estrategias de trabajo. Por un lado, un subgrupo de conductores se benefician con estas plataformas, trabajando algunas horas por semana con un automóvil propio, como complemento a un ingreso de otro trabajo. La libertad de elegir cuándo trabajar destaca como la principal virtud del trabajo. Por otro lado, hay varios hallazgos que son preocupantes: jornadas laborales muy largas (un 30% de los conductores trabajan más de 50 horas semanales, y un 20% conduce más de 12 horas diarias) con impacto en la calidad de vida de los conductores y en el riesgo de siniestros viales. Además encontramos una alta frecuencia de situaciones de riesgo para conductores, como amenazas o asaltos, sin garantías de seguridad. La falta de información sobre los reales costos de este trabajo es otro problema, pues los conductores no pueden estimar a ciencia cierta costos como las pérdidas por la depreciación extra del vehículo y costos extraordinarios de mantenimiento. Finalmente, un 20% de los conductores en nuestra muestra conduce autos arrendados, mediante un mercado irregular en que los vehículos se arriendan por entre $80000 y $13000 por semana. 

Perpetuar esta manera de trabajar no es lo más sensato. Más aún cuando existen antecedentes de conductores desvinculados arbitrariamente de las plataformas y cambios repentinos en tarifas y comisiones. Urge reconocer la condición de trabajadores, con todos los derechos y deberes que ello implica (opinión compartida por más de la mitad de los conductores en la encuesta); al hacerlo, se requiere ajustar nuestra legislación laboral para permitir que las virtudes de este tipo de trabajos, como que los conductores puedan decidir cuándo trabajar o hacerlo para más de una compañía, se mantengan: en síntesis, asumir que estas plataformas han creado un nuevo tipo de trabajo, que requiere un nuevo tipo de regulación que tenga como una de sus prioridades enfrentar la precariedad en la que actualmente se desempeñan.

Una alternativa es la creación de aplicaciones sin fines de lucro en que el sector público y la sociedad civil puedan colaborar, los conductores sean partícipes de la gestión y haya información completa, para que ganemos usuarios y conductores. Modernizarnos no es bailar al ritmo de los proveedores de tecnología, sino definir cuál es la mejor manera para que estas nuevas tecnologías mejoren nuestra calidad de vida. 

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.