IA y democracia



SEÑOR DIRECTOR:

En su carta, los profesores Guido Larson y Raúl Campusano advierten que el uso malicioso de la IA puede impactar la democracia, y que las decisiones respecto de la regulación de IA avanzan más lento que la propia tecnología.

Estamos en año electoral y el uso de IA, de manera informativa o en campaña, merece un escrutinio detallado. La tecnología tiene el potencial de exacerbar la desinformación y las noticias falsas a un nivel sin precedentes, por eso, si bien una ley específica sería ideal, existen medidas proactivas para salvaguardar nuestra democracia. Por ejemplo, las redes sociales -en colaboración con los organismos electorales- podrían comprometer mayor transparencia en la publicidad política, etiquetando los contenidos patrocinados y proporcionando información sobre quién los paga. En paralelo, convendría implementar campañas educativas sobre la necesidad de verificar información antes de compartirla, así como técnicas para identificar noticias falsas.

Además, el desarrollo de un código de ética para el uso de IA en campañas, que los partidos adopten voluntariamente, establecería límites claros sobre qué prácticas son aceptables.

Es cierto que se han iniciado esfuerzos para la regulación de la IA, sin embargo, los escasos avances nos dejan vulnerables. Y no hablamos de especulaciones: el caso de Cambridge Analytica probó que la tecnología puede usarse para manipular a la opinión pública y alterar el curso democrático.

Maurizio Pancorvo

Exintegrante de la Mesa Técnica Legislando sobre IA del Senado

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