
Innovación y poscatástrofe: la oportunidad que no podemos perder

Por Álvaro Ossa, director de Transferencia y Desarrollo, Pontificia Universidad Católica de Chile
Ciertamente estamos en medio de una crisis mundial inédita y la sensación es que aún falta para ver el sol después de la tormenta. Lamentablemente, esta crisis provocará grandes pérdidas humanas y una crisis económica de grandes proporciones, pese a todos los esfuerzos que se están realizado.
Sin embargo, si miramos hacia atrás y vemos qué ha pasado en los países que se han debido enfrentar grandes catástrofes como guerras o desastres naturales de gran envergadura, nos podemos dar cuenta que tenemos una gran oportunidad. La historia nos ha dicho que las sociedades que pasan por grandes crisis y logran salir de ellas, experimentan una ola de innovación que transforma la economía del país y a la sociedad en su conjunto.
La investigación universitaria estadounidense recibió un gran impulso post Segunda Guerra Mundial. Desde luego, los esfuerzos estaban puestos principalmente en la investigación y desarrollo (I+D) de tecnologías militares, sin embargo estas no contemplaban solo aspectos de defensa, sino que también temas tan relevantes como alimentación, transporte o salud. El panorama en Europa fue similar: la inyección de recursos públicos y privados permitió la reconstrucción y modernización en base a la investigación y el desarrollo tecnológico en donde las universidades jugaron un rol central.
Volviendo a nuestros tiempos, es interesante notar cómo hoy más que nunca, y debido a la crisis sanitaria mundial, la opinión pública demanda mayor inversión en ciencia y tecnología, pues sabemos que las soluciones para enfrentar el virus, así como otro tipo de catástrofes, serán desarrolladas por universidades y centros de investigación, de la mano de equipos de investigación que dedican su vida a crear conocimiento y dar soluciones a problemas específicos.
La crisis de proporciones que estamos enfrentando nos cambiará para siempre. La sociedad ha ido entendiendo la relevancia de la ciencia y tecnología, por lo que esperamos que nuestro líderes comprendan la oportunidad que surge a partir de la catástrofe, en donde innovar e invertir en ciencia y tecnología serán la herramienta clave que nos permitirá estar mejor preparados para las crisis que vengan en el futuro.
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