
La Abuela
...la ridiculización de su figura y la minimización de su existencia son la peor estrategia para entender un fenómeno que es real y creciente. Jiles lleva décadas preparándose para este estelar momento...

Pamela Jiles no es un espejismo sino una realidad, y mientras antes la clase política comience a aceptarla, menos irreversibles van a ser las consecuencias de su irrupción. Irreverente, deslenguada y brutalmente honesta, la Abuela no es el producto de un concurso de marketing ni el dispositivo remoto de un grupo de asesores, sino el resultado de una controvertida trayectoria profesional y farandulera como periodista, artista y política.
¿Qué ha permitido a Jiles desordenar tanto al establishment político? Inicialmente representando a los marginados de Chile, o como ella misma los denomina, los sinmonea -una extraña mezcla entre primera línea delincuencial, niños del Sename y disidencias sexuales- ha logrado captar la atención de personas comunes y corrientes que se declaran agobiadas por esta sociedad, convirtiéndose en un ícono de su representación e inclusión en el debate político.
Su historia la avala: perseguida, abusada, humillada y caricaturizada, Jiles aparenta estar consciente de sus privilegios y dispuesta a renunciar a ellos. Conoce la realidad de esa marginación y desesperanza como pocos políticos, y ha construido un personaje que busca darle voz y espacio a los sueños e ilusiones de esos excluidos. ¿Qué tienen que perder? ¿Qué les importa a ellos la estabilidad de un país que sienten ajeno a sus propias existencias?
“Esta persona denigra la política”, dicen algunos, mientras ella se prueba la capucha o corre emulando a Naruto en medio del hemiciclo. “Los chilenos somos serios y rechazamos los extremos”, afirman otros, usando argumentos históricos y sociológicos como diques de contención frente a lo inexplicable.
De la negación e ignorancia inicial se pasó a la celebración de sus atrevidas acciones y a congraciarse con sus proyectos. ¿Cómo puede Matías Walker ignorar a los nietitos y el manto protector en redes sociales que provee la Abuela? Presurosos y hambrientos de poder, los que antes la negaban, correrán para ponerse detrás de Pamela Jiles en la medida que los liderazgos de la izquierda más moderada terminen por desvanecerse completamente.
Decía Tocqueville, que las revueltas no comienzan en aquellos lugares donde las condiciones son las peores, sino en aquellos donde las expectativas no han sido satisfechas. La política se construye a partir de realidades y, aunque los datos muestren que todos los chilenos estamos muchísimo mejor que hace 30 años, el sentimiento de marginación, desigualdad e injusticia que sienten muchos es caldo de cultivo para fenómenos como Jiles. Poco importan los rankings y los éxitos macroeconómicos; menos, las detalladas políticas públicas y enjundiosos programas de gobierno. “Lo único que le interesa a la Abuela es aliviar el dolor de mi pueblo que sufre”, es un slogan más efectivo que cualquier comisión de expertos.
Ante la capitulación de la izquierda, el mayor desafío lo tenemos quienes nos oponemos en forma y fondo a la propuesta revolucionaria de Jiles. Primero, entendiendo que, para enfrentarla, la formula de los consensos y el diálogo desideologizado es absolutamente insuficiente y que se requieren posicionamientos firmes para enfrentar su asalto al modelo. Segundo, que la ridiculización de su figura y la minimización de su existencia son la peor estrategia para entender un fenómeno que es real y creciente. Jiles lleva décadas preparándose para este estelar momento y a diferencia de otros, no parece estar dispuesta a renunciar fácilmente a sus predicamentos.
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