¿La casa común?



SEÑOR DIRECTOR

Hasta el viernes, el pleno de la Convención había votado 1.431 veces, aprobando 6 de cada 10 materias sometidas a votación. Solo en 1/4 de los casos la propuesta obtuvo menos de 107 votos y, en promedio, logró 120 votos (77% de respaldo). Estas cifras sugieren un consenso que supera con creces los 2/3 exigidos.

Quizás esto explica el escepticismo de varios convencionales frente a las críticas. Lo que han experimentado son amplios consensos. Considerando que son un grupo de personas que hace unos meses no se conocían, esto debe sentirse como un gran logro. Por ello, es natural que miren con extrañeza los cuestionamientos y sospechen que tras ellos hay campañas de desprestigio.

Como se están escribiendo las reglas básicas para Chile, sus sospechas se justificarían si, a priori, cada convencional tuviese igual probabilidad de estar en el bando ganador en cada votación. Pero ello está muy lejos de ser así. Por ejemplo, en promedio, los convencionales de Vamos por Chile han estado en el bando ganador en 46% de las votaciones, los de la ex Lista del Pueblo en un 65% y los de Apruebo Dignidad en cerca del 80%.

¿Es esto un problema? No debería serlo. La distribución del poder en la Convención la decidió la ciudadanía. La lectura cambiaría si esa decisión hubiese sido algo puntual e irrepetible. Si así fue, la Convención enfrenta un problema. No vaya a ser que tanta sensación de acuerdos amplios en la Convención le impida ver lo que sucede allá afuera.

Jorge Fábrega

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