¿La democracia enferma por los impuestos?



SEÑOR DIRECTOR

No es momento de subir impuestos, pero sí corregir fallas. La Tax Foundation publicó que Chile es casi el país OCDE con impuestos menos competitivos. Solo Italia es peor. El gobierno propone, con razón, reevaluar exenciones y, esperemos, volver el sistema más simple, justo, pro ahorro y competitivo.

Las columnas de Daniel Matamala dan que pensar, pero los impuestos desatan pasiones y eso lo llevó a exagerar el domingo pasado: la democracia estaría enferma porque los impuestos “castigan más a los que menos tienen, y apenas tocan a los que están arriba de la pirámide económica”, escribió. Eso no es real. Un chileno destina al menos tres meses de trabajo al año a pagar impuestos y en el caso de los altos ingresos, al menos cinco.

El sistema no es un manojo de ventajillas como él da a entender y exagera cuando afirma que el SII calculó que el 1% más rico evade 9.300 millones de dólares. ¿De dónde salió eso?

Tampoco es efectivo que el bajo impuesto diésel beneficie solo a los camioneros y no a todos (si fuera mayor todos pagaríamos más por trasporte), ni que quienes invierten en Bolsa “no pagan un peso” (tienen que pagar por los dividendos hasta 44,45%).

Según Vergara y Fuentes (CEP 2020), el Estado recauda del orden de 21,8% del PIB, un poco menos que el 23,8% que recaudaban en la OCDE cuando tenían nuestro nivel de desarrollo; 23,8% y no 36% como equivocadamente señaló Matamala.

Si comparamos impuestos con la OCDE, los que gravan empresas son excesivos en Chile, los indirectos (IVA) similares y los personales muy bajos, porque los chilenos empiezan a pagar impuestos recién cuando ganan más de $685.000. No desde $520.000 como en la OCDE. Esto ayuda a la progresividad del sistema y hace cundir los sueldos. ¿Matamala o algún político querrá igualarse a la OCDE y empezar a cobrar impuestos a esos chilenos que sabemos viven tan al justo?

El desafío no es alcanzar la carga tributaria de la OCDE ni solamente tener un sistema tributario más parejo para toda actividad. Recordemos que los impuestos, aunque necesarios, suben los precios, bajan los ingresos, entorpecen la movilidad social y el emprendimiento. El verdadero desafío es lograr un gasto público eficaz con la carga tributaria más liviana.

Bernardo Fontaine

Economista

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