SEÑOR DIRECTOR:

La Alianza del Pacífico es un mecanismo regional de integración comercial y cooperación económica que integran México, Colombia, Perú y Chile. Desde su nacimiento, en 2011, ha funcionado con particular eficiencia, en contraste con los demás proyectos integracionistas de América Latina, desde la creación en los años 60 de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio. La ideologización de dichos proyectos, la asimetría de algunos Estados y la renuencia de otros de ceder soberanía en pos de un proyecto comunitario, explican las causas del fracaso de los procesos de integración en la región.

El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en una decisión unilateral inédita y una conducta impropia de un jefe de Estado, que además vulnera el Derecho Internacional, el Estatuto de la Alianza, la Carta de Naciones Unidas, la Carta Democrática de la OEA y el principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados, se ha negado a entregar la presidencia pro tempore de la Alianza a Perú, conforme a su rotación anual. La imputación política del Mandatario mexicano para fundar su negativa es que el gobierno de Dina Boluarte es “espurio”, olvidando que asumió la presidencia, en su calidad de vicepresidenta de la República, en conformidad a la Constitución peruana, tras la destitución de Pedro Castillo.

La decisión intervencionista del Presidente mexicano causa un grave daño a la imagen de América Latina y paraliza el desarrollo de la Alianza de Pacífico. Corresponde respetar a las instituciones regionales. Y, en cambio, es lamentable su silencio frente a las graves vulneraciones a los DD.HH. en Nicaragua, en contraste con la declaración del Presidente Boric de condena a la arremetida dictatorial del régimen de Ortega.

Nelson Hadad Heresy

Profesor de Relaciones Internacionales y exembajador