La oportunidad de no hacer más de lo mismo


En las últimas semanas diversos actores han presentado un diagnóstico común: la crisis económica producida por la pandemia ha impactado de forma especialmente feroz a las mujeres. Académicos como David Bravo, Sebastián Edwards, el Grupo de Reactivación Económica convocado por la ministra de la Mujer, un grupo transversal de senadoras, prestigiosas instituciones como ComunidadMujer, Chile Mujeres y también Espacio Público han relevado con bastantes puntos en común la necesidad de pensar una agenda de reactivación con enfoque de género. El objetivo: que se reconozcan las particulares dificultades que experimentan las mujeres y cómo se profundizarán las desventajas sociales si es que los planes de reactivación son neutrales.

Muchos sectores fuertemente golpeados por la pandemia concentran una alta participación laboral femenina, como el comercio, turismo y gastronomía. Por otra parte, un 49% (ComunidadMujer según datos INE) de las personas que han perdido el empleo son mujeres, lo que evidencia que han sido ellas las más afectadas. Además, estas mujeres que han perdido el empleo no han vuelto al mercado laboral, de hecho, se estima que el retroceso en la participación laboral de las mujeres es de 10 años. Si el cuidado y las labores domésticas recaían fuertemente en las mujeres antes de la pandemia, en un contexto de cierre de establecimientos educacionales esto solo se ha profundizado. El estudio longitudinal del Centro UC señaló que durante la pandemia las mujeres dedicaron 14 horas semanales más que los hombres al cuidado de niños y niñas menores de 14 años y 9 horas más a tareas domésticas.

Desde Espacio Público proponemos un subsidio al empleo solo para mujeres, que elimine el Registro Social de Hogares como requisito, con una edad máxima de 65 años. Tal como se ha señalado de forma reiterada, el bono “Trabajo de mujer” es insuficiente. Un subsidio de este tipo irá en directa ayuda a sectores de la economía que emplean mayoritariamente a mujeres y que tienen menos posibilidades de reactivarse. Además, la experiencia del Ingreso familiar de emergencia (IFE) demostró lo complejo que puede ser el reconocimiento de beneficiarios. Por lo mismo, un bono focalizado por género entrega más facilidades en la implementación. Por último, el subsidio al empleo debe estar complementado por un subsidio al cuidado y fortalecimiento del emprendimiento femenino.

Esta no es una causa de mujeres, sino que es la imperiosa necesidad de salir de esta crisis fortalecidos y atreviéndonos a pensar un país más justo y cohesionado. La hondura del momento que vivimos sigue siendo una tremenda oportunidad para no hacer más de lo mismo, para preguntarnos cómo diseñamos hoy el futuro que realmente queremos para Chile, y también para reivindicar -mediante marcos institucionales- aquellas dignidades olvidadas. Esperemos que tanto el gobierno como el Congreso no vuelvan a llegar tarde.

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