Lo que fácil llega, fácil se va

Estas alzas no son un cambio substantivo en la evaluación del gobierno, sino que simplemente una reacción ante la urgencia. Y, por eso mismo, es un capital político efímero que no tiene una utilidad de largo plazo.



Por segunda semana consecutiva, la aprobación del presidente Piñera subió, esta vez de 18 a 21 puntos según la encuesta Cadem. Si bien aún es temprano para plantear que el alza se deba a una tendencia, lo cierto es que es un fenómeno que estamos viendo en varios países durante la crisis del Coronavirus. Incluso en lugares donde las medidas para paliar el contagio han sido ampliamente cuestionadas, como los Estados Unidos o el Reino Unido, sus jefes de gobierno suben en aprobación. Y lo que lo hace más interesante aún es que hay otros países, como España, donde el fenómeno parece inexistente.

Sin embargo, el gobierno chileno no debería sacar cuentas alegres sobre esta repentina subida. No sólo porque nadie en su sano juicio debiera celebrar un 21% de aprobación, sino que porque la evidencia disponible permite decir que esta subida no tiene el potencial de mantenerse en el tiempo. Este fenómeno de subidas repentinas de aprobación en medio de una crisis está bien documentado en la ciencia política, le llamamos el rally ‘round the flag effect (o efecto de unirse detrás de la bandera) y se ha estudiado principalmente en el contexto de guerras o ataques terroristas. Por ejemplo, durante la primera campaña en Irak, George H. W. Bush pasó de 51 a puntos a 89 en aprobación. Algo similar ha sido evidenciado en países como Japón o el Reino Unido.

Pero, entonces, aparecen dos preguntas claves para poder comprender este fenómeno. La primera es entender por qué ocurre, y la segunda es saber si dura en el tiempo. Sobre la primera, los estudios de opinión pública han identificado algunos mecanismos que pueden operar al mismo tiempo. El primero es una reacción emocional ante el peligro externo que lleva a las personas a buscar refugio en el liderazgo disponible. Un segundo mecanismo tiene que ver con la búsqueda de orden frente al caos. Quienes tienen una disposición más conservadora tienden al orden de forma natural, pero quienes se sienten representados por visiones más progresistas suelen reducir sus aprehensiones ante un estado controlador y rendirse a la autoridad. Este último caso podría explicar por qué este efecto pareciera estar favoreciendo más a gobiernos de derecha (como Chile, Francia, EE.UU. o el Reino Unido) que a gobiernos de izquierda, como en España.

Si hay algunas dudas sobre cómo funciona el efecto de rally ´round the flag, hay menos preguntas sobre su duración. La evidencia disponible muestra que estas alzas de popularidad suelen irse de forma tan rápida como llegan, una vez que la crisis externa deja de ser percibida como relevante. También hay casos, como guerras largas, en que la gente se agota y vuelve a sentir la necesidad de cuestionar al liderazgo nacional. En el fondo, estas alzas no son un cambio substantivo en la evaluación del gobierno, sino que simplemente una reacción ante la urgencia. Y, por eso mismo, es un capital político efímero que no tiene una utilidad de largo plazo.

Aún es temprano para determinar si eso es lo que está ocurriendo en Chile, pero las señas mundiales apuntan en esa dirección. Asimismo, toda la investigación en este tema se enmarca en conflictos armados, situaciones geopolíticas como la crisis de los misiles en Cuba o la Guerra Fría, o como resultado de ataques terroristas. Hasta ahora, no hemos podido observar este fenómeno ante una amenaza global urgente, como es el coronavirus o la emergencia por el cambio climático. Así que lo que sabemos hasta ahora puede ser completamente inútil para evaluar la crisis actual. Mientras tanto, recomendaría cautela. Lo que fácil llega, fácil se va.

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