Lobby: favor con favor se paga
SEÑORDIRECTOR:
Hace pocos meses, Chile se escandalizó con el lobby de Pablo Zalaquett. Ahora, Chile se escandaliza con el lobby de Luis Hermosilla. Es el mismo lobby sucio, oscuro y desregulado que por mucho tiempo se viene denunciando y que sigue actuando impunemente con tráfico de información, influencias y dinero, amparado en una Ley de Lobby que ha mostrado ser “sospechosamente” ineficaz, como si ese hubiera sido su propósito.
Tal como lo indicó el expresidente del Consejo para la Transparencia Francisco Leturia, el problema de fondo es que no tenemos realmente una ley de lobby. “La ley que tenemos no sirve para regular el lobby, para evitar los conflictos de interés o para reducir los casos de corrupción que se pueden dar en este tipo de manejo. La ley está llena de forados y permite que el que no quiera cumplirla pueda no hacerlo y, más encima, decir que cumple con la ley”.
La impunidad del lobby resiente y debilita nuestra democracia, con una sensación generalizada en la ciudadanía de que el poder político y económico se sigue concentrando en unos pocos “antiguos y nuevos poderosos”, con prácticas muy extendidas de abusos y corrupción, rayanas en la asociación ilícita. El daño hecho al prestigio de instituciones y de carreras profesionales que deben garantizar la fe pública en la vida ciudadana -y al de quienes en ellas se desempeñan- es inconmensurable, sembrándose un injusto manto de sospecha sobre todo su accionar y probidad.
Por lo visto, los traspasos de antecedentes reservados, anticipación de decisiones, alusiones a “coimas” y gestiones administrativas ante organismos públicos, son parte del lobby que se sigue haciendo en nuestro país. Reuniones privadas, almuerzos, mensajes por WhatsApp, llamadas telefónicas, las formas del lobby de los “poderosos” son muchas y ninguna de ellas está sancionada, por lo que delinquir les sale gratis. Por el contrario, la gente pobre no tiene a quién llamar por teléfono para “rogarle” que sus familiares enfermos no sufran la indignidad de morir estando en las listas de espera, o para que sus hijos tengan un cupo en una escuela pública de calidad. Si esto no se entiende…
Ya es hora que el gobierno ponga suma urgencia a una real y efectiva ley de lobby, con sanciones disuasivas, y así terminar con la impunidad que existe hoy, donde el tráfico de información, influencia y dinero está ampliamente extendido, permitiendo el beneficio de unos pocos a costa de todos, con un “accionar” que bien lo refleja el dicho: favor con favor se paga.
Víctor Pérez Vera
Exrector de la Universidad de Chile