Luces o sombras en la pandemia



Por Paula Walker, profesora Escuela de Periodismo Usach

La pandemia por coronavirus y la emergencia global a la que nos empujaron nos marcarán para siempre como personas, también a nuestras familias y al país. Las sombras de esta enfermedad están en la muerte solitaria, la pérdida de familiares y amigos, la pobreza, la desprotección, el desempleo y el impacto en las economías locales y nacionales.

Durante años vivimos en la burbuja del progreso, en la creencia del éxito, de pertenecer al club de los países Ocde, mostrando una cara de Chile que ocultaba muchas otras caras. Ese país ganador, lo era en verdad solo para un grupo privilegiado, mientras el resto vivían al tres y al cuatro. Dábamos lecciones de cómo se llega al desarrollo, o se derrota a la pobreza (por años medida solo en ingresos), sabiendo que la pobreza es mucho más que tener un ingreso mínimo mensual. ¿Éramos campeones en protección social? ¿O en una buena educación? ¿O en la batalla contra el narcotráfico? ¿O en el acceso al agua, o a pensiones que nos cuidarán para cuando fuéramos mayores? La verdad que no.

¿Y qué nos trajo la pandemia? Nos sacó el velo y nos permite ver lo que somos: un país violentamente desigual. Cuando las encuestas preguntan por las emociones de las personas en este tiempo, se declara rabia, tristeza, miedo. Hasta aquí las sombras.

¿Y las luces de todo este tiempo? Algunas son el cariño y la solidaridad de la gran mayoría de las personas, esas que ayudan sin que nadie las vea, sacándose plata del bolsillo, o robando tiempo a su descanso. Han surgido nuevos liderazgos, en distintas disciplinas, en la medicina, la ciencia, el periodismo, las organizaciones sociales, dirigentes vecinales. Nos hemos reencontrado con la familia, con los hijos e hijas.

La política se ha visto obligada a debatir en torno a materias que ignoraron por años, dando explicaciones poco convincentes. Al fin se puede discutir sobre el retiro de los fondos de las AFP, en este caso un 10%, ya que nos dijeron que son cuentas individuales: a ver si ahora abrimos la puerta para construir un sistema de seguridad social solidario. Y a las Isapres, vía administrativa, las han mandatado a no cobrar de más, a no aprovecharse de la enfermedad, a no tener que pedirle a la persona enferma que se acuerde de activar su seguro catastrófico: mágicamente ahora ya no es tan necesario activar el seguro en medio de la agonía. Gracias a Zoom, conocemos lo que de verdad piensan unos de otros, aunque en público se golpeen las espaldas. Hemos constatado que se construyó un sistema muy favorable para los consumidores (pago y exijo) pero muy esquivo para asegurar derechos.

En fin, cuando esto pase, sabremos quién es quién, sabremos más de nosotros mismos y de nuestras familias, también de nuestros amigos, y del tipo de país que queremos tener. Podremos elegir entre las pistas que nos dejan las sombras, o las que nos dejan las luces que hemos visto en tiempos de pandemia.

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