Manejo de la crisis carcelaria



SEÑOR DIRECTOR:

En la columna sobre la crisis carcelaria, los destacados autores de ésta olvidan un elemento fundamental, esto es, la falta de establecimientos penitenciarios.

Es verdad que el hacinamiento actual de las cárceles impide la reinserción social y es una seria amenaza para la gobernabilidad de estas, pero sugerir que lo que hay que hacer es vaciarlas es, por decir lo menos, voluntarista.

Como dijo el presidente de la Corte Suprema, el juez debe fallar en derecho y si la ley lo obliga a decretar la prisión preventiva, debe hacerlo ; si no hay cárceles suficientes, eso es problema del Poder Ejecutivo, no del judicial.

La única forma de evitar los riesgos derivados del hacinamiento es garantizar que cada preso tenga una celda individual, con horarios restringidos de vida en común, con alimentación fiscal exclusiva (sin cocinerías) y un uniforme identificatorio, con locutorios para las visitas y teléfonos públicos para las comunicaciones hacia el exterior.

De esta forma, países como Suecia, Noruega y Países Bajos, han sido cerrando sus cárceles porque nadie quiere volver y no dejando a delincuentes libres porque no hay lugar, como proponen los columnistas.

Juan Carlos Rodríguez Bass

Coronel (R) de Carabineros.

Mg. Ciencia Política, Seguridad y Defensa

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