Marzo en el Congreso



SEÑOR DIRECTOR

Se asoma marzo y, junto con el temor de que la violencia recrudezca a los niveles alcanzados en octubre, se retoma la actividad legislativa en el Congreso Nacional. Ya que diversas organizaciones han notificado a la población que luego de un "merecido" descanso volverán las manifestaciones -o más bien los enfrentamientos violentos-, el gobierno debiera hacer uso de las urgencias legislativas para apurar la aprobación de la llamada agenda de seguridad, en especial el proyecto antiencapuchados y aquel que permite a las Fuerzas Armadas resguardar la infraestructura crítica sin necesidad de decretar estado de emergencia. Junto con ello se debe avanzar en las iniciativas que promueven la necesaria modernización de las policías y de la inteligencia nacional, ambas instituciones que han quedado al debe en el resguardo del orden público frente a las graves agresiones que ha sufrido nuestra democracia.

En el plano de las urgencias sociales, se requiere una rápida aprobación del ingreso mínimo garantizado, la reforma previsional y la reforma a Fonasa, iniciativas que vienen a satisfacer -en parte- las principales demandas que legítimamente ha pedido gran parte de la población -mejores sueldos, mejores pensiones y mejor salud pública-, y que nada tienen que ver con la violencia que quemó 83 estaciones de metro.

Lamentablemente, parte importante de la oposición ya ha señalado que no tiene interés en acelerar la discusión de estas iniciativas, presuntamente por no estar de acuerdo con su contenido. Lo que olvidan decir, es que no hay mayor motivación en sus filas de aprobar estas iniciativas previo al plebiscito de abril, ya que ello implicaría un reconocimiento explícito de que las urgencias de la ciudadanía no requieren de cambios constitucionales para ser atendidas.

Con este panorama, el Ejecutivo debiera ejercer su rol de colegislador a cabalidad, y no ceder a las presiones de quienes no han podido condenar la violencia ni han querido avanzar en las urgencias de la ciudadanía por mezquinos intereses políticos.

Diego Vicuña

Fundación Jaime Guzmán

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