Opinión

Más mérito, menos pitutos

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Se ha intentado crear la sensación de desprolijidad, por una parte, o de tensión entre los partidos de Chile Vamos por otra, en relación con la instalación del gobierno y la designación de los funcionarios públicos en este proceso. Es cierto que muchas veces las noticias sobre errores, peleas y conflictos en el gobierno son mucho más vendedoras que las buenas noticias, y tal vez eso explica el foco que se ha dado al tema.

Porque la verdad, es que lo que hemos visto durante el proceso de instalación es una bueno noticia para quienes creemos en la causa de devolverle el Estado a la ciudadanía y que deje de ser un botín de campaña para los partidos políticos de la coalición de turno. Es evidente que el Estado de Chile ya no puede usar la excusa de falta de recursos -más allá de restricciones temporales- para no entregar bienes y servicios de calidad a la ciudadanía. Hoy Chile es un país que, gracias al éxito de su marco de política en el pasado, tiene la oportunidad real de construir una sociedad que -basada en el mérito individual- pueda garantizar que el Estado se asegure de entregar una cancha pareja desde la cuna, así como de no dejar a nadie atrás.

Para ello, necesitamos una estructura y gestión pública al servicio de las personas y no de los partidos, un sector público enfocado al diseño e implementación de buenas políticas públicas. Una institucionalidad que promueva el mérito y el esfuerzo como los verdaderos motores del servicio público, premiando a los programas que funcionan bien, apoyando a los que pueden mejorar y reformulando o cerrando o los que no dan el ancho.

En otras palabras, necesitamos avanzar hacia un Estado que confíe en las personas, y hacia una sociedad que confíe en el Estado. Eso necesariamente pasa por un proceso de selección distinto de quienes trabajan en él. Hoy urge un más sistema competitivo y transparente de contratación, desarrollo y remoción de funcionarios en la administración pública, para evitar cada vez más que se dé una asignación de cargos discrecional sin considerar el mérito o la calidad profesional del postulante. En otras palabras, que cada vez sea más difícil que la pega sea producto del "pituto", de tener a algún amigo o conocido "del partido", para que éste deje de ser el "botín de campaña". Recordemos, sin ir más lejos, el gobierno de la Nueva Mayoría -que hoy rasga vestiduras- aumentó el gasto anual en honorarios en US$ 100 millones, sin mediar rendición de cuentas sobre la idoneidad de estos asesores.

Por ello, apoyamos la agenda de modernización del Estado del gobierno, para terminar con los operadores de cualquier partido, sean del sector que sean, porque el sector público no es una agencia de empleo. Las contrataciones deben ser siempre basadas en el mérito, para que cuando cambie el Presidente de la República, ojalá no sean miles sino unas pocas decenas las personas que cambien en la administración pública; para contar con un servicio civil técnico, estable y que no responda a los intereses personales de algún senador, alcalde o político de turno.

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