Opinión

Más vale tarde que nunca

SEÑOR DIRECTOR

Cada año los trabajadores chilenos logramos ahorrar cerca de US$ 7.500 millones en nuestras cuentas de capitalización para financiar las futuras pensiones. Esta cifra, que con la demografía de hace cuatro décadas podía ser razonable, hoy es totalmente insuficiente, tema sobre el cual existe un consenso absoluto. Sin embargo, el que será probablemente recordado como el Parlamento más irresponsable y populista de nuestra historia, logró que en pocos meses se destruyeran casi siete años de ese esfuerzo de ahorro, para paliar los efectos de una crisis cuyo costo para las familias ha sido varias veces inferior a los recursos que se han destinado a enfrentarla. En efecto, si tomamos los datos de las Cuentas Nacionales, producto de la pandemia, los hogares han perdido ingresos por cerca de US$ 7.000 millones entre el segundo trimestre del año pasado y el primero de este, pérdida que se ha enfrentado con retiros de los fondos de pensiones por US$ 50.000 millones y un aumento del gasto público de cerca de US$ 30.000 millones entre 2019 y 2021. La desproporción es más que evidente.

En este contexto, la propuesta de un cuarto retiro de los fondos de pensiones no solo no tiene ninguna justificación desde el punto de vista económico y social, sino que además va a agravar los efectos negativos del boom de consumo que estamos enfrentando, y que ya estamos pagando a través de un aumento del costo de la vida y alzas de tasas de interés. Se suman además mayores impuestos futuros para financiar el daño previsional. Aquellos parlamentarios que siguen apoyando esta política, hacen evidente que sus intenciones son puramente electorales, o más grave aún, destructoras de las bases del desarrollo, porque no puede verse de otra forma el daño que se infringe al mercado de capitales y la economía, a las instituciones y a la reputación internacional de Chile.

Afortunadamente, hay señales de que un grupo de parlamentarios parece haber recuperado en parte la seriedad perdida, y la aprobación de un cuarto retiro empieza a ser menos probable. Más vale tarde que nunca, esperemos por el bien del país que así sea, y que este eventual rechazo a una política pública desastrosa marque el punto de inflexión que nos ponga manos a la obra para recuperar todo lo que hemos perdido. De no ser así, sin duda volveremos a ser “un caso de desarrollo frustrado” como ya fuimos el siglo pasado.

Cecilia Cifuentes

Directora ejecutiva ESE Business School

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