Mejora regulatoria, sin dolor no hay progreso
SEÑOR DIRECTOR:
Cuando en una familia los sueldos son más altos que los gastos del día a día está todo bien, no se hace necesario revisar en qué estamos gastando. Pero, de repente, alguno se queda sin trabajo y entonces la pareja conversa sobre qué se puede hacer. Muchas veces la respuesta pasa por repensar la forma en que hacen las cosas: ¿vale la pena estar suscrito a siete plataformas de streaming?, ¿no deberíamos pedir menos delivery?, ¿quizás estamos comprando en exceso?
Bueno, algo parecido le pasa a los países. En un Chile que crecía al 6% y disminuía su pobreza de forma efectiva, sumar leyes, programas e instituciones se podía hacer con total libertad. En el Chile actual, que no crece o lo hace con mucha dificultad, repensar la forma en que hacemos las cosas es un imperativo. Eliminar programas que no funcionan, revisar si las leyes están cumpliendo su propósito, o eliminar regulación obsoleta es fundamental.
Por eso es importante que el gobierno haya presentado un proyecto de ley que crea una Agencia de Calidad de Políticas Públicas y Productividad, que viene precisamente a cumplir ese rol. El desafío será que esta institución realmente incida en la eliminación o reformulación de malas políticas públicas. Al igual que la familia que reduce el uso de Uber Eats, repensar cómo hacemos las cosas a veces debe doler, porque sin dolor no hay progreso.
José Antonio Valenzuela
Pivotes
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