Olvido oncológico



SEÑOR DIRECTOR:

Soy una sobreviviente de cáncer, gracias a Dios, a mi familia y al maravilloso equipo médico que me trató. Sin dudas el año más difícil que me ha tocado vivir, pero agradecida de lo aprendido durante ese tiempo. Pero ¿qué viene después del cáncer? Viene rearmarse en todos los ámbitos de la vida, viene una “reinserción” en la sociedad, donde tienes que lidiar con comentarios de personas que se sienten con el derecho a comentar sobre tu apariencia física, las causas de la enfermedad y un sinfín de mitos con los que debemos aprender a vivir.

Cinco años después de haber terminado las quimioterapias y radioterapias, en el contexto de una entrevista laboral, un alto ejecutivo de una empresa osó en preguntarme si estaba completamente sana o si podía recaer en la enfermedad, porque el cargo al que postulaba era de “alta exigencia”. Obviamente le respondí que eso no lo sabía, pero que todos los días le pedía a Dios que no fuera así. Claramente, no quedé en ese puesto, lo que hoy agradezco.

En ese minuto no le tomé el peso a su pregunta, hoy me río, pero claramente es una muestra de la discriminación a la que estamos expuestos los pacientes oncológicos que seguimos en terapia para que esta enfermedad no vuelva. Por eso mismo se agradecen y valoran iniciativas como la Ley de Olvido Oncológico que viene a reparar y sancionar las discriminaciones en ámbitos laborales o contractuales con aseguradoras o isapres.

Claramente la ley mencionada no nos hará olvidar, a ningún paciente ni a su familia, los dolorosos días que vivimos con el miedo a perder la vida y nos atormenta con el miedo de que esta enfermedad pueda volver, pero sí nos asegura que nadie se atreva a volver a preguntar si tenemos la certeza de estar 100% recuperados para conseguir un trabajo o una buena cobertura médica.

María José Céspedes

Periodista

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