
Pensando estratégicamente

Por Soledad Alvear, abogada
Existe una discusión en torno de la decisión de cerrar cinco embajadas por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores. Se sostiene que fueron esas misiones las que tienen que clausurar como fruto de un trabajo de dos años en una planificación, lo que además incluiría abrir otras misiones. La idea es pensar en innovación y nuevas formas de aproximarse al mundo. Puede que así sea y loable es querer asumir los nuevos temas. Sin embargo, parece que las explicaciones agravan la falta.
La obligación de una excanciller es colaborar, pero también no sumarse con el silencio a decisiones que afectan años de trabajo diplomático. La pregunta que surge entonces, y más aún en estos tiempos tan complejos para el mundo: ¿Cuál es el plan estratégico que tiene el Ministerio de Relaciones Exteriores? ¿Cuáles son las prioridades que se tienen mirando el escenario estratégico y geopolítico en el país? Nadie dice que la innovación es un tema menor. Bienvenido sea. Pero por otro lado se señala abrir embajadas en países como Arabia Saudita, nación que tiene un récord en derechos humanos que es a lo menos cuestionable. Es posible que sea necesario, pero tiene que ser coherente con una planificación pensada en el largo plazo de los intereses de Chile. Entonces, la siguiente pregunta que surge es como contribuir a pensar dichas prioridades. En este sentido, creemos que los consejos asesores, comisiones de Relaciones Exteriores de ambas cámaras, comunidad académica y profesionales vinculados al tema, tienen mucho que decir. En esto, clave también son las mujeres y hombres que constituyen nuestro servicio exterior. Son ellos quienes desarrollan las tareas en Chile y el extranjero.
En este contexto, pareciera no haber un hilo conductor de las necesidades estratégicas del país, y cómo estás se conectan con su representación en el exterior. Me atrevo a sugerir tres ejes estratégicos: El Pacífico como vocación, la Antártica como misión prioritaria de trabajo internacional. Además, y como marco de acción, la defensa irrestricta de los derechos humanos y la cooperación para la paz en todo el mundo. Lo anterior, incluye de manera decisiva ver las oportunidades para mejorar las condiciones de vida de nuestros conciudadanos, especialmente los más débiles.
La vocación Pacífica se manifiesta en la generación de un eje estratégico con todas las naciones del Pacífico Sur, incluyendo la Alianza del Pacífico. Es en este océano donde nos jugamos el futuro económico, seguridad y paz. Debemos ser la puerta de entrada para todos los demás países de la región que no dan a su ribera. Es decir, cada decisión que se toma debe preguntarse cómo nos ayuda a estar más y mejor en esta zona. En eso también se incluye el Asia Pacífico en general.
En segundo lugar, la Antártica como misión prioritaria de acción internacional de Chile. Nuestro destino pasa por la preservación del continente helado como un lugar libre de explotación descontrolada de recursos naturales y dedicado para la paz. En esto, los temores que surgen de que algunos elementos del Tratado de Washington puedan ser revisados el año 2048, nos exige movernos décadas antes. Se puede generar al largo plazo un aumento de las aguas en el Pacífico, contaminación y efectos que aún ni siquiera imaginamos sobre el conjunto del planeta. En esto nosotros seríamos los primeros en ser afectados. Además no podemos dejar jamás de reivindicar nuestras legítimas reclamaciones. Pensar en la Antártica es defender el medio ambiente, nuestra soberanía y el futuro de nuestros hijos.
Finalmente, la pandemia nos obliga asumir que la defensa de los derechos humanos, seguridad, salud y el bienestar de todos es la base para el futuro. Esto se logra solamente con cooperación. Es decir, no podemos crecer como país si es que no aprendemos de los que más saben en temas como innovación, pero también medio ambiente, salud, buenas prácticas, sistemas judiciales más avanzados. Debemos estar y pensar en conjunto con las universidades más importantes a nivel global. Por ejemplo, el cierre de la embajada en Dinamarca es un contrasentido.
Es por todo lo anterior que necesitamos una verdadera estrategia. Esto no es simplemente criticar. Hay otras prioridades que no menciono por un tema de espacio. Sin embargo, si no las discutimos en serio no vamos a progresar. Los espacios existen y debemos usarlos. Como excanciller siempre disponible para sumar y colaborar.
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