Pensiones: lo que debimos hacer antes

CMF ratifica inicio de pago del retiro del 10% y estima que este viernes se harán alrededor de 1 millón de transferencias


Por Alejandra Sepúlveda, directora ejecutiva de ComunidadMujer

El Nobel de Economía Joseph Stiglitz señala que, para tener más chances de salir airosos de la crisis, los países requieren una agenda integral, que incluya lo que se debió hacer antes para superar las desigualdades y lo que es necesario impulsar ahora. Y en ese listado de retos, la reforma a las pensiones aparece con fuerza dentro de lo que se debió hacer antes en Chile, frente a la evidencia contundente, el profuso análisis de expertos/as y la nítida demanda ciudadana, sobre las fallas del sistema para asegurar una vejez con dignidad.

En medio de este debate, y con la pandemia en curso, las transferencias fiscales directas, destinadas a dar soporte y tranquilidad a las personas para cubrir sus necesidades básicas, han sido complejas en su implementación y entrega. Eso se ha traducido en que el esfuerzo económico más significativo para subsistir -entre tres y cuatro veces más que el Estado- lo han hecho las familias a través del retiro de 10% del ahorro para las pensiones y sus fondos del Seguro de Cesantía.

Hoy frente a la discusión legislativa sobre un segundo retiro del 10%, los datos ilustran que no es sostenible una fórmula que solo apele al esfuerzo individual y no a la solidaridad, sin establecer de manera clara cómo reintegrar esos recursos.

De acuerdo con la Superintendencia de Pensiones, al 30 de junio de 2020, previa aprobación de esta medida en el Congreso, en Chile había 94 mil personas (de las 11 millones afiliadas a las AFP) con saldo cero en sus cuentas, de las cuales el 49,2% eran mujeres. A su vez, se registraban 2,7 millones de afiliados con $1 millón o menos en sus cuentas individuales, siendo el 56,4% mujeres.

Tras el primer retiro, al 30 de septiembre, hay 1,5 millones de personas con saldo cero en sus cuentas, de las cuales el 62,4% son mujeres, y 2,3 millones de personas con $1 millón o menos, 51,5% de ellas mujeres. Potencialmente, entonces, son 3,7 millones de personas las que podrían quedarse sin fondos en sus cuentas con un segundo retiro.

Lo hemos dicho: ningún sistema de pensiones es neutral al género y el de capitalización individual reproduce y amplifica las brechas que se dan en el mercado laboral. De ahí que, al observar los datos, las mujeres sean las más perjudicadas. Se suma que también han sido las más afectadas por la pérdida de empleos y su lenta recuperación, derivada del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados.

El Estado debe fortalecer la provisión de ayuda que cubra las necesidades cotidianas. La creación de una renta básica universal es una de las fórmulas indicadas por expertos/as para ello, que son parte de la discusión internacional y que hoy es pertinente discutir.

No es justo que las y los trabajadores sigan financiando mayormente esta crisis y que las soluciones propuestas comprometan de manera regresiva sus ya deficientes pensiones. ¿Es lo que debiésemos impulsar ahora, pensando en lo que no hicimos antes?

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